Durante la segunda mitad de los ochenta, la todopoderosa "Cannon" comenzaba su lenta pero inexorable decadencia que terminaría llevándola al inevitable finiquitamiento. En plena convulsión, decidieron apostar fuerte por dos películas con, aparentemente, todas las de ganar, "Superman 4" y este "Masters del universo". Ninguna de las dos funcionó en taquilla y, finalmente, el imperio de Menahem Golan y Yoram Globus se fue al garete. Ya durante la confección de "Masters..." la cosa de los dineros no andaba muy boyante, lo que complicó mucho el rodaje, de hecho, tuvieron que detenerlo y esperar varios meses para terminar. Muchas de las ideas previstas se abandonaron por falta de presupuesto, incluida una secuela que iba a dirigir Albert Pyun y que, poco a poco, terminó derivando en "Cyborg". Dolph Lundgren, que se alzó con el papel de la estrella de "Masters del universo", "He-Man", declaró poco después que aquel había sido el punto más bajo de su carrera (en esa época seguro... poco sabía él los varios años de vacas flacas que le esperaban tras el firmamento, a base de telefilms y productos directos pal vídeo club).
Pero en 1987 todo eso importaba un carajo. Como cuarentón que soy, viví el lanzamiento de la colección de juguetes de los "Masters del universo", cortesía de "Mattel", y lo recuerdo como una auténtica locura. Retengo perfectamente en mi cerebelo el día que vi por primera vez el espectacular anuncio televisivo, con ese "He-Man" animado levantando su espada y el orgásmico castillo de "Greyskull". Quedé totalmente hipnotizado por aquello, como -imagino- el 90% de los niños de mi edad.
Siempre atenta al olor del dinero, "Cannon" aceptó el proyecto de llevar la creación de "Mattel" al terreno de la acción real (por parte del singular productor Edward R. Pressman), antes incluso de que existiera la primera serie de animación (lo que llevó a pensar que la peli era una adaptación de esta, pero no, el modelo a seguir fueron siempre los juguetes) y para ello contrató al legendario y multi-dotado artista William Stout que rediseñó todo cuanto pudo, intentando ser fiel a los muñecos, pero también aportando un rollo más realista y high-tech. Por época, el tono Spielbergiano/Lucasiano de la empresa, a lo que contribuye una banda sonora de Bill Conti totalmente johnwilliamsiana, resulta tan evidente como inevitable.
La cosa va así: "Skeletor" ha logrado conquistar "Eternia" y necesita una llave mágica para proclamarse master del universo. Sin embargo, "He-Man" y su panda la mangan y se escapan al planeta tierra, donde les seguirá el cara de calavera y su troupe. Con ayuda de un par de terrícolas lograrán regresar a "Eternia", pararle los pies al malo y dedicar la noche al baile y la ingestión de jabalíes. Fin.
La gran decepción de "Masters del universo", the movie, fue que prescindieran de muchos de los personajes y complementos de la colección de juguetes, y que cambiaran excesivamente aquellos que terminaron trasladando a la pantalla, comenzando por el castillo de "Greyskull". Con lo chulo que era el juguete, ¡¿pa qué variarlo tanto, concho?!. La otra gran decepción, muy propia de las tácticas de "Cannon", sus prisas y su espíritu ahorrativo, fue situar el 80% de la acción en tiempos actuales, modernos y terrenales -los de 1987, se entiende-, cuando lo que todo chaval se moría por ver era el reino de "Eternia", los monstruos, los parajes maravillosos y la magia. Estoy seguro que eso hizo mucho daño. No me jodas, no es lo mismo presenciar un colosal enfrentamiento entre malos y buenos en un supuesto emplazamiento de fantasía que en una puta tienda de instrumentos musicales, que es dónde esta se desarrolla en el film.
A pesar de las carencias, no falta la imagen de "He-Man" levantando su espada y gritando aquello de "Yo tengo el podeeeer!!", con resultados invevitablemente un tanto ridículos, cosa esta a la que también contribuye el traje galáctico que luce "Skeletor" al final, su aparición post-créditos y algunas de sus interminables parrafadas de villano de tebeo. Nada nuevo, ya que, lógicamente, "Masters del universo" no ha superado demasiado bien el paso de los años (ni de los meses al poco del estreno). Sus efectos especiales, sin ser caca (supervisados por Richard "Star Wars" Edlund), sí se notan algo chusqueros y en general la limitación de TODO acaba pasando factura. Es menos espectacular de lo que debería.
Otros detalles destacables en el reverso tenebroso: lo cansino que resulta el personaje de "Gwildor", lo irritante de la pareja protagonista y sus ñoñadas (y el trillado hecho de que toquen en un grupo de rock), los nada adecuados momentos de humor y, fricada al canto, ¿¡para qué coño quieren espadas pudiendo disponer de armas láser?!, no parece que "He-man" esté muy cómodo acarreando su aparatoso armamento, la verdad.
Dejando de lado a Lundgren, Stout, Pressman, Edlund, Golan y Globus, encontramos los siguientes nombres: Frank Langella disfrutando como un mono en su papel de "Skeletor" (que aceptó para contentar a su hijo pequeño). Entre el maquillaje y el doblaje español, casi parece Jack Palance, pero mola, seguramente esté entre lo mejor de la peli. Le siguen Meg Foster, Billy Party (el enano que se tiraba pedos sin parar en "Patrulla de noche") y una jovencísima y guapísima Courtney Cox (¡que mala son la vejez y las operaciones de estética!).
El dire se llama Gary Goddard (irónico apellido el suyo) y "Masters del universo" es la única peli en el sentido más convencional del término que ha dirigido, ya que su especialidad son movidas interactivas para parques temáticos y tal. Como guionista tiene en su haber el "Tarzán" de Bo Derek o el famoso corto "Terminator 2 3D: Battle across time", una de las atracciones más populares del parque de los estudios "Universal". Sin embargo, en España lo más reconocible que lleva la firma de Goddard (como productor y guionista) es la serie "Capitán Power y los soldados del futuro" que a estos lares llegó en formato vídeo. David Odell, guionista, también tecleó los libretos de "Cristal oscuro" y "Supergirl".
Por aquello de aprovechar el tirón, la "Mattel" decidió fabricar muñecos inspirados en algunos de los personajes originales del film (como el cansino "Gwildor"), pero por entonces el juguete ya no estaba tan de moda y fracasaron. Eso, unido al hostión de la peli, terminó de enterrar a los "Masters del universo". Pasados los años, se habló de otra adaptación y salio una nueva serie de juguetes actualizados, más al gusto de la chavalada de ahora, pero según leí, tampoco funcionó. Nuevos tiempos, distintas mentalidades, distintos juguetes.
Mirada compasivamente, conociendo su origen y etc, etc, la peli puede soportarse bien con la actitud adecuada y la edad adecuada... que pal caso sirve tanto ser un crío, como un cuarentón inmaduro enfermo de nostalgia.