Así que no es de extrañar que los productores americanos
pronto le ofrecieran rodar en los Estados Unidos. De este modo nace
“Ángeles Gordos”.
Claro que la mentalidad de los mecenas poco tenía que
ver con la de Manuel Summers. Me refiero a que, seguramente, esos querrían
una película lo más morbosa posible, pensando, quizás, que Summers era un
director perverso y mercenario, cuando su cine en un principio, al menos en
nuestro país, era considerado casi de autor. El tema es que le financiaron una
película para exhibirla en las salas de las famosas calles 42 y 74 de
Manhattan; Ya saben, cuanto más sórdido,
mejor. Pero para la propuesta, Summers,
ajeno a las “grindhouse movies” y la
“explotaition”, se lo tomó como lo que en realidad era, su salto al charco en
esto del cine. Así que gozando de plenas libertades, rodó, sin despeinarse, y
con la ayuda de Chumy Chumez en el guion, una bonita comedia romántica a la
americana, pero además, tuvo la certeza de añadir un
aliciente, aplicarla a los problemas que tiene la gente obesa para
relacionarse. Una película divertida, entrañable, entretenida y excelentemente
filmada, que con cuatro duros que le dieron parece “alta
comedia”.
En U.S.A. fue un rotundo fracaso. Habría que
ver la cara de los productores cuando seguramente esperaban
una historia de jovencitas que abortan en Londres, o adolescentes perdiendo la
virginidad con su maestra, y recibieron algo de muy sutil buen gusto y
apta para todos los públicos. En España no fue mucho mejor, pero,
irónicamente, se trata, sin duda, de una de las mejores obras de su director.
Rodada en Nueva York, nos cuenta la historia de un joven músico
de Broadway, obeso para más señas, que contesta a un anuncio de la sección de
contactos del periódico, en el que una mujer busca novio. Las características
de este, gustos y aficiones de ella, coinciden exactamente, así
que surge el amor en la distancia. Pero claro, al ser un grasiento y purulento
gordo de mierda, en vez de enviarle a la chica una foto suya, por vergüenza, le
envía la del galán del musical en el que trabaja. Por otro lado, ella, resulta
ser otra gorda que trabaja como criada, que le hace a él exactamente lo mismo:
le envía una foto de la hija de su patrona, con lo que se
liará la madeja cuando ella acude a New
York a conocerle. Pura comedia de enredo, con un argumento muy de película de
aquí, pero mejorado por los escenarios y excelentes (aunque desconocidos)
actores.
Y un argumento muy en vigencia porque, hoy día, ya no en los
contactos del periódico, pero sí en las páginas de internet destinadas a lo mismo, es habitual lo de las fotos. Si no de otras personas, sí de las que buscan pareja, pero de
veinte años atrás, como ustedes, queridos y pajilleros lectores, muy bien sabrán
(Ja!).
Así pues, una más que recomendable película.
En el reparto destaca
Michael McManus, que luego hizo de secundario en cosas como
“Poltergeist” o “Loca Academia de policía 4” o Jack Aaron, visto en las series
“M.A.S.H”, “Ironside” o “Kojac” y del que Summers era admirador.