domingo, 23 de febrero de 2014

EL MUNDO LOCO DE JERRY

Si dios existiera, el muy zopenco sabría que no hay cosa que me guste más en este asqueroso mundo que leer sobre cine. Y dentro de esta categoría, caben perfectamente las biografías de directores. Por eso, eventualmente me agencio -vía biblioteca, claro- los libros de la editorial "Cátedra" y me los como en pocos días. El problema de muchos de ellos es su tendencia a cierta intelectualización barata y chusquera que arrasa con toda la diversión. Hay casos especialmente graves. Uno puede tolerar que a algún iluso le de por ponerse pedante hablando del cine de los hermanos Coen, por ejemplo, que tienen mucha reputación en círculos de esos más culturetas. Pero lo que clama al cielo es que a alguien le de ese venazo escribiendo sobre... ¡Jerry Lewis!. Sí amigos, ¿¿se pueden sobre-intelectualizar las películas -como director, al menos- de este viejo genio de la comedia hollywoodiense??, sí si tienes tanta poca personalidad como el baranda que firma el mentado libro, que decide dar la barrila hasta límites extremos, surrealistas y simplemente ridículos sobre las bufonadas de Lewis únicamente porque en la época eso mismo hicieron los no menos pedantes y aburridos señores de la famosa "Cahiers du cinema". Dicho de otro modo, si Truffaut, Godard y su puta madre nunca hubieran comentado nada profundo sobre, por decir algo, "El profesor chiflado" (estupenda comedia, añado) el autor se hubiese ahorrado metáforas tan miserables como aquella que cita a la eyaculación (vamos, a correrse) en referencia a una escena cualquiera en la que Lewis escupe leche (así como lo leen, amiguitos... o tal vez era una metáfora de sus propias e interminables pajas). A fin de cuentas estamos en España, país repleto de mangantes y estafadores, oui, pero también de ignorantes y retrasados con tendencia a copiar mal al vecino (obviamente nosotros somos la excepción... ¿qué te creías, pinfloi?).
Con todo, y a pesar de lo irritante que me supuso la lectura del tochito (llegado cierto punto, ya directamente me saltaba los párrafos en busca de verdadera información útil), me entraron ganas de ver y revisar algunas de las películas de Jerry Lewis... con especial interés por una, "El mundo loco de Jerry", su último largometraje como director (luego vendrían algunos capitulos de series televisivas o documentales rarunos) fechada nada menos que en 1983, bastante lejos de sus años dorados (por cierto, y esto es algo que no me puedo resistir a mencionar, Lewis decía que todo el cine de los 70 de Hollywood, tan bien considerado actualmente, era una auténtica basura!. Me puedo imaginar que su mentalidad colorida, inocente y repleta de humor blanco se vería seriamente desubicada  en unos tiempos en los que imperaba la seriedad y la crudeza en las películas de su tierra. Que decidiera regresar en los ochenta dice mucho de esta década). Y todo ello viene porque, de chaval, cuando más enamorado andaba yo del "spoof" y la comedia alocada, descubrí el estupendo póster español 
made in Jano de la película (además de ver algunas atractivas imágenes en la televisión) y me obsesioné con ella. De hecho, llegué a comprarme ese mismo poster que tuve colgado en mi pared durante un tiempo... aunque, paradójicamente, no había visto la película y no la vería hasta un 20 de Febrero del año 2014, nada más y nada menos.
Desconocía que, en su país de origen, "El mundo loco de Jerry" se estrenó exclusivamente en la tele (y en vídeo) y llevaba dos títulos diferentes, el sugerente y atractivo "Smorgasbord" y el más normalico "Cracking up!". Representaba también el reencuentro de Lewis con su colaborador favorito, Bill Richmond, con quien previamente había co-escrito algunos de sus clásicos o compartido pantalla en títulos tan esenciales para el lewisiano como "El botones", debut en la dirección del coleguita Jerry por ahí 1960 y que guarda algunos lejanos puntos en común con el film ahora reseñado, como la acumulación de gags absurdos entrelazados por una sencillísima trama a la que podemos llamar argumento por los pelos del culo. No es que "El mundo loco de Jerry" sea a-narrativa o algo así, tampoco tanto, pero sí es cierto que no hay una verdadera historia que seguir, mas bien encontramos una excusa, una que gira en torno a Warren Nefron, individuo que vive atormentado por su condición de gafe. Haga lo que haga termina en caos y destrucción, incluso sus intentos de suicidio. Así que decide acudir a un psiquiatra en busca de ayuda. Y poco más. Sobre eso Lewis construye su película, a base de sketchs protagonizados por el mentado Sr.Nefron (o sus antepasados) y por personajes anónimos que se cruzan en su aventura a la búsqueda de una cura (muchos de ellos encarnados, obviamente, por el mismo actor y director). Es como si viéramos a todos los individuos que han pululado por el cine de Lewis encarnados en uno solo, cansado ya de ser como es, de su incapacidad por llevar una vida normal y que, pasados 30 largos años, decide poner fin a tan desgraciada existencia, llámenle Stanley (de "El botones"), Herbert H. Heebert (de "El terror de las chicas"), Morty S. Tashman (de "Un espía en Hollywood") o, claro está, Julius Kelp (de "El profesor chiflado"), da igual, todos vienen cortados por el mismo patrón.
El "problema" (el lógico problema, diría) de "El mundo loco de Jerry" es que ya en 1983 su sentido de la comedia estaba anticuado, pertenecía a los 60, a cuando Lewis dominaba en las taquillas del mundo mundial. Imaginaos pues, ahora, cómo será. Por aquello de adaptarse a "tiempos modernos" se permite algunos chistes picantillos, de esos que nunca hubiese podido hacer siendo joven, pero que igualmente están muy por debajo de lo que entendemos como ofensivo. Todo el humor de esta película es muy blanco, muy inocente, muy puro y muy tontaina. Algo que cantaba incluso más en los 80, que era cuando la nueva comedia yankee, más bruta y grosera, comenzaba a arrancar. Por eso, seguramente, en ningún momento te partes de risa viendo el film de Jerry Lewis.... aunque sí sonríes a lo largo de los casi 90 minutos que dura y, en fin, que te entretiene comedidamente y te deja un regusto simpático y amable. Lo mejor que podríamos decir de "El mundo loco de Jerry" es que es una peli MAJA.
Obviamente la ristra de gags varían en su calidad. Los hay muy buenos (como el del vuelo comercial ultra-barato y sus consecuencias, la parodia de "La fuga de Alcatraz" o el único con el que me reí de verdad, el de la ninfómana/travesti), los hay normalillos (la gran mayoría, destacando el suelo encerado de la consulta del psiquiatra, el de Lewis en plan niño cruzando la calle, el del contundente método anti-tabaco o el del policía de tráfico) y los hay realmente malos (el de la exposición de pinturas es de juzgado de guardia). El resultado, como digo, es perfectamente consumible, no te iluminará pero tampoco te molestará, y si invitas a tus hijos o sobrinos al visionado, lo pasaréis bien todos juntos.
Como dato curioso señalar que, entre el plantel de actores invitados y personalidades que se marcan cameos, me hizo especial gracia descubrir en un escueto papel al eterno segundón Art LaFleur.