En el último podcast de AVT comentaba lo decepcionado que había
quedado con la violencia de Drive. Y es que esperaba más una oda al salvajismo
como pudo ser Oldboy, que una película casi contemplativa con algunos arranques
de mala leche de un asperger como finalmente es. Y ojo, Drive no es una mala
película, simplemente no es lo que pensaba que iba a ver. Ya se sabe que las expectativas no son buenas consejeras en el ámbito cinematográfico, así que no
debería de pillarme por sorpresa. La saga Transporter no lo hace, romper mis
expectativas, porque ya se a lo que vengo, porque solo quiero ver coches
serpenteando entre el trafico y alguna que otra dosis de patadas en la boca,
soy así de simple, no tengo vuelta de hoja, dame a un tio que patea culos sin
ton ni son y me haces feliz.
En esta ocasión Frank (Jason Statham) ha mudado su
residencia de Francia a los EEUU, concretamente a Miami, donde trabaja como
chofer para la familia de un importante funcionario encargado de operaciones
antidroga internacionales. Frank no es más que el chofer, y así se lo hace
saber el padre. Solo con el hijo de este, tendrá una relación más amistosa y
casi paternalista (por eso de que el padre está enfrascado en su trabajo y no
juega con su retoño) la madre le pone ojitos al Statham, pero la cosa no va a más.
En esto que secuestran al crio, y Frank se cabrea, mucho. Nuestro calvo
favorito repartirá estopa a diestro y siniestro. Mientras él sigue dando caña a
los mafiosetes, estos liberan al crio pero le han inoculado un virus que al cabo
de unas horas acaba siendo mortal. La finalidad es contagiar al padre y que
este contagie al resto de líderes mundiales de antidroga para dejar paso libre
a los cárteles con su tráfico ilegal. Lo que no contaban es que Frank pateara
culos, romperá bocas y dislocara brazos si es necesario (y vaya si lo será)
para conseguir el antídoto para el crio. Que luego lo consigue para el padre,
pues guay, pero el crio es prioridad.
Dirigió la película Louis Leterrier, su labor aunque simple y
sin grandes locuras esta realizada con buen hacer. El ritmo es muy bueno, y la
acción se ve perfectamente. Statham como siempre tiene que quitarse la camisa
por A o por B, en ese caso es simplemente para cambiarse de ropa por tener la
camisa manchada de sangre, pero el plano de su torso desnudo (que a más de una
pone a cien y a más de uno, lo mas seguro que también) esta si o si en el
filme. Repite François Berléand como el inspector Tarconi, el simpático policía
francés de la primera, y que también sale en la tercera. Y como contrapunto
tenemos a los rufianes de la película, Alessadro Grassman, un actor italiano
del que nada se, y a Kate Nauta de la que tampoco se nada salvo que la lencería
y las dos pistolas en las manos le quedan genial.
Esta película es de consumo rápido, la ves, te lo pasas bien
y fuera. No es El Padrino Drive, pero está muy bien, y con eso me vale y me
sobra.