Bien pues con esta “Vampiresas 1930” les digo absolutamente
lo mismo; era una cosa rara que iba cargada de unas maneras y un ritmo poco
habituales en Franco en su cine posterior. Sin embargo, ciertos encuadres,
trompicones de la cámara, desenfoques, planos generales exteriores y demás
parafernalias, demuestran que es una película 100% Franco. Y es que, si en sus
anteriores películas vemos que se ceñía a unas normas establecidas en la
realización de películas, aquí ya se pasa todo eso, un poquito, por los cojones. Y añadan,
también, que la incapacidad por la que, al menos en mi casa, Franco es famoso,
ya es aquí patente.
Imagen, historia, desarrollo, concepción, narrativa… todo
eso está ya descuidado, no hasta el límite, pero si haciendo a Jess apuntar
maneras, las mismas que le llevaron a ser conocido como un cineasta libre. ¿Qué
quiere decir esto? Pues que a principios de los sesenta, cuando en el cine
español ya había un “star system” reconocible que hacía funcionar las películas
por si solas, Franco tuvo los cojones, la suerte, y la (in) capacidad de rodar
un coñazo inconexo. Salvando las distancias, que dentro de los muchos coñazos que el abuelo rodó, este se puede ver. Una comedia musical con Antonio Ozores, Lina Morgan,
Antonio Garisa y Manuel Alexandre, que en absoluto funciona, que no tiene
gracia, y que está muy, muy lejos de películas de aquella época como “Los
Tramposos”, por poner un ejemplo. Como peli de la época, es una pedazo de
mierda. Ergo, ahora si, llego a la conclusión que Jess Franco era un inútil que
convirtió aquella inutilidad en arte, vendió la moto, hizo creer que lo suyo
era otro rollo, nos vendió lo del anti academicismo, y aquí, cuando todavía su
forma de hacer cine no era, además, su discurso, queda claro que se trataba de
lo peorcito en cineastas vivos. Así que, evidentemente, la película, como
comedia española de los sesenta es una porquería. Ahora, como película de Jess
Franco… entonces estamos ya ante otro asunto. Y desde luego, hay que verla con
las retinas ya hartas de Franco.
Cuenta la historia de unos músicos que se dedican al cine,
en plenos años treinta, tienen que enfrentárselas con el cine sonoro que llega
con fuerza y se ven metidos en un entuerto con una orquesta de negros llamada
Vampiresas 1930… o algo así, porque hay que hacer malabarismos para entender el
argumento, y yo ya no puedo hacer muchos…Y si dejamos a un lado esos guiños a
“Con faldas y a lo loco” o “El cantor de Jazz” que los estudiosos de Franco se
empeñan en reseñar con el fin de hablar
bien de esta mierda, yo diré que lo
bueno no son ni las referencias, ni los guiños. Es más, estos son incluso obvios.
Lo bueno de la película, es el propio Jesús Franco, su mundo y su universo.
Porque si bien esta película no funciona a niveles de entretenimiento (cosa
esta por otro lado, que ha de ser así en el universo Franquiano), si que hay
que decir, que Franco era un absoluto adelantado a su época y, en plenos años
60, dónde la mayoría de cineastas hacían algún chascarrillo sobre “lo Beatnick”
sin saber muy bien de que iba la cosa en sus películas, Franco se convierte en
el director más moderno de aquel entonces, construyendo una película que gira en torno a unos músicos de Jazz.
Tócate los huevos, Manuel. No folclóricos ni nada de eso, músicos de Jazz. Y
viendo anoche la película, me di cuenta de eso, que era un adelantado a su
época, y dentro de sus escasas
posibilidades y mínimo talento, un innovador.
Con todo, a fin de cuentas, y a pesar de sus casi dos horas,
a los fans de Jess, se la recomiendo.
Por otro lado decir que Jess Franco, fue el descubridor de
una pareja cinematográfica que sería fructuosa tanto dentro de la comedia
española, como de la revista; la formada por Antonio Ozores y Lina Morgan. Él
los juntó delante de una cámara por primera vez, él dio un papel protagonista, por vez primera, a
Lina Morgan, en el cine.
Cuando se distribuyó en vídeo a mediados de los años
ochenta, todos los protagonistas de esta película ya eran veteranos. Lina
Morgan en concreto, daba mucho dinero con su imagen en esos años, más que por
su cine, por sus obras de teatro grabadas en vídeo (“Vaya par de gemelas” o cosas así). Así
pues, aprovechando el tirón de estas obras, las distribuidoras, tomando como
reclamo una fotografía de alguna de sus revistas a modo de carátula, estrenaron
en alquiler la película, haciéndola pasar por una de estas obras de teatro…y
varios serían los que picaron, por supuesto.
Como el póster original capitaneado por la supuesta
protagonista del film, Mikaela -¿quién cojnes será – es muy feo, adjunto el
fraudulento.