Un financiero conoce en una fiesta a una abogada despechada,
y liga con ella a saco. Así que deciden irse unos días a Atlantic City,
viajando en coche, junto con unos amigos latinos de él que se les acoplan en el
viaje. A mitad de camino, toman una salida equivocada, lo que les desviará
hasta un pueblo de Oackland llamado Vanklevania. Allí serán arrestados por
exceso de velocidad y juzgados por el juez
Vankelheisher que los dejará a su suerte dentro de su caserón lleno de
peligros. Este Juez tiene especial odio a los banqueros, que convirtieron su
tierra en el estercolero que es hoy, y no duda en meter a sus arrestados en una
máquina que separa la carne del hueso, para hacer con esa carne perritos
calientes que luego deglute con delectación y sirve a sus invitados. Nuestros
protagonistas, tendrán que salir de ese “Gran lío” (espantoso título
castellano).
Rara hasta no poder más, “El gran lío” supuso el debut –y
despedida-como director de Dan Aykroyd, que además se reserva dos papeles –en
ambos el maquillaje hace que esté irreconocible- el del Juez y el de una
especie de retrasado deforme que habita, junto con su hermano gemelo, en las
inmediaciones del caserón y a los que no
dejan acceder al interior del hogar, váyanse ustedes a saber por qué. Aykroyd,
tras la experiencia no volvió a dirigir cine porque el rodaje fue un caos
absoluto, además de uno de los grandes fracasos de la comedia USA. Por lo
visto, la película iba a ser una epopeya de más de dos horas de duración en la
que ocurrían montones de cosas extrañas, pero solo tenía 39 millones de dólares
(una barbaridad a principios de los 90), para una película para la que harían
falta unos 100 millones, con lo que no pudo terminar el rodaje y aquella
epopeya de dos horas y pico de duración se reduce a una extraña comedia con un
final del todo apresurado de tan solo hora y diecisiete minutos.
Cuando se estrenó la película, tan solo recaudo 10 millones
de dólares, con lo que a Aykroyd, se le quitaron las ganas de meterse en más líos
de estos.
La película parte de un sueño que tuvo Dan Aykroyd en el
que, pizca más o menos, ocurre lo mismo que en la película, así que con su
hermano Peter, confeccionaron el guión de la misma, en el cual, escenas de
canibalismo, una gran guerra entre la policía del estado de oakland y los
habitantes del pueblo de Vanklevania e incluso una invasión extraterrestre, no
llegan a verse en pantalla, porque no hubo dinero para rodarlo.
El resultado resentido se nota en el montaje final, dónde
vemos que, efectivamente, faltan cosas a esa peli. Pero fracasos financieros a
parte, yo creo que precisamente ese montaje resultante, y el que se note un
poco el desbarajuste, le otorgan a la película ese aire misterioso, ese mal
rollo, y esa sensación de “¿Qué cojones es esto que estoy viendo?” que tanto me
gusta de esta película, porque he de decir, que a mí me fascina.
Como fue tal fracaso, fuera de estados unidos solo se
estrenó en vídeo.
Junto a Chevy Chase y el propio Aykroyd, tenemos a Demi Moore (jamás vi una pareja con menos química que la formada entre Chevy Chase y
Demi Moore), John Candy haciendo un doble papel, Taylor Negron, Daniel Baldwin
y, curiosamente, la intervención de mi gurpo de rap favorito de todos los
tiempos “Digital Underground” que se cantan a cámara el tema “Same Song” y
donde podemos vislumbrar la figura de un jovencito Tupac Shakur. La presencia
del grupo, es tan extraña como el resto de la película.
Yo creo que, a su manera, se trata de una de las comedias
fantásticas imprescindibles que no hay que dejar de ver. Por lo que es, lo que
pasó, y porque, coño, está entretenida.