miércoles, 26 de noviembre de 2014

LAS AVENTURAS DE FORD FAIRLANE

Entendemos como película de culto aquella que, habiendo sido un fracaso en taquilla, a lo largo de su existencia se va granjeando una legión de fans que la reivindican. “Las aventuras de Ford Fairlane” sería un claro caso de lo que es una película de culto. Y además sería un caso curioso, porque si bien es cierto que en los USA, dónde fracasó, es una película que no tiene nada de especial, que pasó inadvertida y que para nada es recordada, en países como Noruega o Hungría tiene cierto culto. Pero dónde de verdad tiene culto y fans, es en España. Curiosamente, dentro del fandom, esta película ha cuajado del todo, mucho más que en esos otros países, y muchísimo más que en los Estados Unidos. De hecho, España es el país del mundo dónde más DVDs de la película se vendieron en el momento de su lanzamiento. En cine (dónde yo la vi por primera vez) apenas congregó a 150.000 espectadores. Pero vendió muchos DVDs.
Yo soy muy fan, no ya de la película, sino de su protagonista Andrew Dice Clay.
El culto que esta película generó en España viene de un pase que le dedicó a la misma Antena 3 en su espacio estrella de cine de cuando se emitió. Ahí muchos descubrieron esta película cuyo doblaje parecía hecho por aficionados, y en el que el lenguaje populachero del protagonista, lleno de expresiones más propias de un garrulo español que de un detective roquero de Brooklyn –al que da vida Clay- caló hondo en cierto sector. De hecho a día de hoy podemos escuchar en la calle frases de Ford Fairlane tales como “Tanto hijo de puta y tan pocas balas” o “La madre que os parió, hijos de puta”, con el aire teatral  que le otorgaba el actor de doblaje al que le asignaron el personaje,y con la misma facilidad que escuchamos las frases de Chiquito de la Calzada.
Mucho se sorprenderían esos fans si la vieran en versión original subtitulada y comprobaran que todas las expresiones del doblaje, salvo en contadas excepciones, son literales,  son las mismas que usaba en inglés Andrew Dice Clay, ergo, a mi lo que me sorprende es que esas expresiones salgan de la boca del actor americano, no del doblaje. Luego, indagando más en el actor protagonista y en su humor, descubrí que es que el tío es lo soez dentro de lo soez, y que en todas las frases mete las palabras “Fuck” o “Mother fucker”, muchas veces de manera indiscriminada y sin venir a cuento, así que todo cuadra.
Pero ese doblaje tan malo y a la vez tan gracioso, no es una cosa anecdótica, que va.  Resulta que a principios de los noventa, fuera por el motivo que fuera, los actores de doblaje convocaban huelgas regularmente, y no doblaban las películas durante cortos periodos de tiempo. Las películas tenían que ser dobladas, así que comenzaron a hacerlo con actores de doblaje de la televisión Gallega, o como en la que nos ocupa, sustituyendo al actor de doblaje por un no profesional. En este caso se contó con Pablo Carbonell, líder de “Los Toreros Muertos”,y que ya empezaba a hacer algún que otro papelillo en cine, para darle voz en Castellano a Ford Fairlane. Y fue un acierto. De hecho la película goza de la fama que goza hoy en España, gracias al doblaje de Carbonell. Si esa huelga de actores no se hubiera llevado a cabo, “Las aventuras de Ford Fairlane” sería hoy una película más, sin apenas gracia que habría pasado totalmente inadvertida.
Y en cuanto al mal doblaje de Pablo Carbonell, es posible que sea algo meramente casual, pero lo cierto es que Andrew Dice Clay es un espantosísimo actor, pésimo y Pablo Carbonell se limita a imitar la forma de hablar del actor americano. ¡Y lo clava! Si tienen el DVD pónganse la película en ambos idiomas y comprobarán  que no hay diferencia alguna en la forma de hablar de Carbonell y de Dice Clay. Entonces, si, Pablo Carbonell interpreta fatal… pero es que curiosamente, Andrew Dice Clay en su versión original, lo hace así de mal también… En cualquier caso,  el poder verla doblada y entenderla, nos da la versión buena y divertida de la película.
“Las aventuras de Ford Fairlane” está basada en una serie de relatos escritos por el novelista Rex Weiner, que se publicaban semanalmente en  revistas centradas en el Rock & Roll tales como el “New York Rocker” o en “L.A. Weeckly”, y cuenta la historia de un  músico de Rock & Roll que viaja hasta Los Angeles para convertirse en estrella, pero, por las veleidades del destino acaba convirtiéndose en detective especializado en casos relacionados con el Rock & Roll. Esta vez, es contratado por enigmáticas personas para encontrar a una groupie que ha desaparecido, justo después de la supuesta muerte por sobredosis de una estrella de Heavy Metal. Entre gilipollada y gilipollada,  tendrá que resolver algo más que esa desaparición.
La película, acumuladora de “Razzies” (para los rezagados, decir que se trata de los premios a los peores del año) hasta la médula en 1990, y famosa por ser una malísima película, en realidad no es tan mala como dicen. Yo creo que es una gran comedia de acción, subgénero este hasta ahora representado por sosas “Buddy Movies” de manual, que no le llegan al forro a esta. Bien rodada por Renny Harlin, con un ritmo poco menos que trepidante, la mala interpretación de Clay/Carbonell, no deja de ser un aliciente a una película entretenidísima, que, efectivamente, sin Clay/Carbonell no sería lo mismo (de hecho no sería de culto) pero sería una película que se puede ver perfectamente. Incluso, diría que se trata de una muy buena película y ¿por qué no? lo mejor que ha hecho Harlin en su  irregular carrera. Las escenas de acción son más que decentes, y la galería de chascarrillos, demencial. Imposible aburrirse. Con esta, no.
En el reparto tenemos nada menos que a Robert Englund haciendo de malo psicópata, y el resto del reparto lo componen cameos de estrellas de la música como puedan ser  Vince Neil (de los Motley Crüe), Tone Löc o Sheila. E, y actores como Wayne Newton (“Licencia para matar”, “Campeón de campeones 2”), Priscilla Presley (“Agárralo como puedas”, “Austin Powers”), Lauren Holly (“Dos tontos muy tontos”, “Dragón, la vida de Bruce Lee”) o Ed O’Neill (“A la caza”, “Cinturón Rojo”).
Por lo que a mí respecta, ¡cojonudísima!