Les voy a contar una historia de la mili. Esperen, esperen,
no será la típica historia de abuelo cebolleta (o puede que sí) es solo algo superficial para empezar la reseña con
una anécdota personal. Pues sí, yo un chicarrón del norte hice el servicio militar
en 1998, el mismo año de estreno que esta película. Si se preguntan porque hice
la mili, no fue por ver la película (que
no había visto hasta este lunes pasado) ni por un sentimiento patriótico,
fue simplemente porque no tenía nada mejor que hacer. Si, como lo oyen. No
sabía que quería hacer, y estudiar nunca se me dio demasiado bien. Como se me
agotaban las excusas para las prorrogas, y ese año era el último sorteo para
decidir destinos del servicio militar obligatorio en nuestro país, decidí no renovar
ningún papel, con la demasiado optimista idea de que como había exceso de cupo,
miles de jóvenes quedaríamos exentos de hacer la mili siendo yo uno de ellos.
El sorteo funcionaba así, tu tenias un numero, y en el sorteo saldría un numero
(recuerdo que lo retrasmitieron por
televisión) y de ahí para adelante las chorrocientas mil plazas estarían
ocupadas, así que si tenias un número a partir del chorrocientas mil uno, ya
estabas libre.
Para que la anécdota tenga más guasa han de saber que nunca
me ha tocado la lotería, y cuando jugaba quinielas con los compañeros del
instituto perdíamos estrepitosamente lo invertido. ¿Pues ya se imaginaran, no?
Exacto, no me libre por los puñeteros pelos, no sé si fue con 150 o 200
números. Ver en la televisión a cientos de chavales saltando y celebrando que
se habían librado, hizo que sintiera esa envidia insana que nos embarga a todos
cuando el día de la lotería de navidad sale alguno de los que han ganado mucha
pasta por la tele diciendo que con lo que ha ganado va a tapar unos
agujerillos. Yo si que te tapaba los agujeros cacho carbón, a paladas de
tierra, por la boca y el....... en fin, pues eso, que estaba jodido.
Pero luego hice la mili y no lo pase mal, volvía todas las
noches a dormir a casa de mis padres así que guay. Es más, me vino muy bien
como fuente de disciplina, aunque también vi que la vida militar no era para
mí. Afortunadamente me pase la mili jugando al mus mientras escuchaba la serie
de TV Louis & Clark por una vieja radio FM de las que estuvieron en Vietnam
(y no es coña, todo lo que teníamos en mi
cuartel eran cosas de segunda mano compradas al ejército estadounidense)
Bueno como veo que esto SI es una anécdota de abuelo cebolleta, a lo que iba.
Uno de los mandos de mi compañía, no recuerdo quien, nos dijo que fue al cine a
ver la película y que todo estaba perfectamente recreado, salvo un arma que
aparece que no era de aquella época y que no salen, o casi no se les ve, a los
otros países aliados que también tomaron la playa de Omaha. Salvo esos detalles
mínimos nos dijo que la película era muy buena. Como comprenderán yo estaba del
ejercito ya en esos momentos un poco hasta los cojones, así que lo último que
quería cuando salía de allí era meterme en una sala de cine a pasar 3 horas
viendo militares, además no me podía/quería fiar de la opinión de una persona
que sabia estaba condicionada por su carrera militar, así que en su momento
pase. Pero como he dicho antes el lunes pasado la vi y me encontré con eso que
se llama ALTO CINE, en este caso bélico.
Salvar al soldado Ryan es CINE con mayúsculas, da todo lo
que el cine puede dar, gore y carnaza para empezar, planos preciosos de
campiñas francesas, o de militares andando, o contra el sol recortando una
silueta del Capitán Miller. Momentos de terror, pánico, tensión, compañerismo,
impotencia, brutalidad, emoción hasta las lagrimas, TODO!!! Sin olvidar un
elenco de actores tan extenso y de una calidad tan bestial que quita el hipo. Y
si a todo esto le sumamos el buen hacer de Steven Spielberg para que quieres
más. Las cámaras en mano que son casi la mitad de la película sino más, son
excepcionales, el trabajo de fotografía es magnífico, los efectos de sonido,
los especiales, el vestuario, el atrezo…. todo, todo es de una calidad extrema.
Los tres hermanos del soldado Ryan han muerto en combate,
así que el General de la plana mayor ordena devolver al último de los Ryan con
vida a su madre. Para ello el Capitán Miller (Tom Hanks) con una pequeña escuadra de hombres que han sobrevivido
al desembarco de Normandía 3 días atrás, son enviados tras las filas enemigas a
localizar a Ryan.
Por el camino vamos viendo y descubriendo a los personajes y
en las situaciones que viven podemos ver que nadie actúa de una forma heroica,
todos están allí para matar y morir. Sus decisiones heroicas o desinteresadas no
les llevan a buen puerto, los ejemplos claros son Caparso (Vin Diesel) y cuando
sueltan a un nazi, el cual luego vuelve a la carga contra ellos. Solo intentan
sobrevivir un día más y cumplir órdenes. Y es que como bien dicen al principio,
arriesgar la vida de 8 hombres por la de uno solo es una estupidez, pero son órdenes
y los soldados cumplen órdenes, punto. Realmente devolver sano y salvo a Ryan, es devolver una parte del
sacrifico realizado por los cientos de miles de voluntarios (y no tan
voluntarios) que fueron a la guerra. Una forma de expiar los pecados del
ejército, y nunca mejor dicho porque expiar significa sacrificar algo para
borrar un pecado o conseguir su absolución.
La película con sus tres horas de duración no se hace
pesada, el guion, y como digo unos actores excepcionales hacen que la veas con
interés aunque todo el asunto bélico no te atraiga ni lo más mínimo.
El mensaje se podrá tomar bien o se podrá tomar mal, pero la
película no dejara de ser lo que he dicho arriba, CINE en mayúsculas.