La película cuenta la historia de Fenelón Fajardo, un
boxeador Chileno y rotulista que un buen día del año 1978, gana el concurso de
dobles del programa de televisión “Sábado Gigante”. Su parecido con Charles Bronson es absolutamente notable. Y se hace famoso por parecerse a la estrella
de Hollywood.
El documental, rodado solo con lo puesto, da voz al tan
Fenelón, que nos cuenta su vida, para nada interesante, en largos planos fijos
en lo que Fenelón habla, habla y habla. Y vuelve a hablar. Absolutamente
soporífero.
Cobra más interés la película, cuando se van el equipo de la
misma y el propio Fenelón, a un cine de la ciudad donde se está proyectando “El
Luchador” protagonizada por el autentico Charles Bronson, y filman la reacción
de los espectadores cuando, a la salida del cine, estos se topan con el doble
de Charles Bronson. Algunas de las declaraciones son absolutamente
demenciales.
Lo bueno del documental viene en su parte final, cuando Fenelón
dice que tiene la clave para hacer un cine de entidad en Chile, un cine que
podría ser de fama internacional y un cine que ponga en el mapa, así que los
responsables del documental, le dejan filmar una escena a su antojo, con buenos
medios a su alcance y sin salirse de su papel de Charles Bronson, dirige e
interpreta (No como Fenelón, sino como Bronson) una escena de pocos minutos en
los que vemos como se tira horas dirigiendo, y donde vemos la completa
incapacidad de este señor en todos los ámbitos cinematográficos. Finalmente,
nos muestran la escena rodada montada y sonorizada, y la verdad es que el
resultado de puramente mierdoso, es fascinante.
Dirige este retrato Carlos Flores, director chileno que
rueda cuando puedes, y cuya filmografía se compone de cortos y documentales.
Tras el estreno del mismo, ya nunca más se volvió a hablar
del Charles Bronson Chileno. Tuvo su tironcillo en el momento y ya. Aunque le
dio tiempo a protagonizar un “Spaghetti Western” – desconozco cual, pero intuyo
que si papel sería infimo- y luego se dedicó a lo suyo, que era hacer rotular
carteles, aunque, gustandole el arte como le gustaba, pintaba cuadros de manera
amateur, los cuales firmaba como “Bronson”.
Murió el pobre hace algunos años.
Curioso.