El terror amateur (no el hecho por fans, que ese adolecería de otras cosas menos malas, sino el hecho por aspirantes a cineastas) español está cuajado de estupideces como esta.
Con la proliferación de la tecnología y de las nuevas cámaras de vídeo de alta
definición, uno ya no sabe que diferencia hay, muchas veces, entre un producto
mainstream y uno amateur, ya que este tipo de vídeo les confiere a ambos tipos
de película el mismo look. Si a eso le añadimos la falta de talento que hay en
general, no ya en el cine español, sino en cualquier ámbito en el que se deje
la impronta española (que es que hoy en día, decir español es igual a decir
retrasado mental), pues acabamos por no diferenciar productos… quiero decir que
por norma general, un producto amateur que va de profesional por la vida es
malo, pero “Viral” de Lucas Figueroa, con mayor producción y pretensiones más
ambiciosas y claramente profesional, es exactamente igual de malo…Sin embargo,
si que se diferencian finalmente; Porque que mientras que “Viral” es
sencillamente una mala película en todos los aspectos, cosas como este “El
Altar” son productos facturados directamente por tontos, estudiantes imbéciles
sin referencias cinematográficas que no se enteran de nada, que con una puta cámara
de fotos de esas que graban a una calidad de la hostia, y alquilando una
steadycam, acaban pariendo mierdas que causan vergüenza ajena. Un apunte: todos
estos novatos, por defecto, usan igual sus cámaras: Con los putos desenfoques.
El elemento que aparece más cerca de la cámara, nítido, y todo lo de atrás
desenfocado. Indiscriminadamente. TODOS, desde el más estúpido estudiante de
cine hasta el más deficiente realizador de vídeo clips, cogen sus putas cámaras
de fotos y las usan de igual manera. Los resultados de todo esto pasan a estar
muy por debajo de la mediocridad. Es una
vergüenza.
Luego a todos estos, les achacas lo mierdoso del resultado
final y siempre es la misma cantinela: “Es cutre por la falta de medios”. Mis cojones,
es cutre porque tú eres un inútil.
“El Altar” es todo eso, pero ofende menos. Porque ni para
ofender sirve la pobrecilla…
Qué actores… Hay un personaje que se hace llamar “El Chucky”
que dan ganas de llevárselo a casa. Pobrecillos todos, que de hostias se van a
dar en esto del cine, desde el director hasta el más ínfimo de los actorcillos
que aparecen en ella.
Esta gente cuenta con cuatro duros que les da el
ayuntamiento de su pueblo, más los efectos infográficos y el chroma de alguno
que empieza (con resultados muy inferiores a cualquier producción de “The Asylum”, por ejemplo) y se lanzan a rodar, con dos cojones, una peli de terror
ambiciosa, con zombies de por medio -¡cómo no!-, y una especie de ¿hombre lobo? torpe,
lento (no más que el equipo técnico y artístico) y generado por ordenador. De agarrarse
y no menearse, con complejas subtramas que pretenden dotar de humanidad a sus
personajes (La prota es repudiada por los amiguitos que van con ella) mal
desarrolladas y nada de oficio tras la cámara. Eso si, los desenfoques que no
falten, que eso es muy profesional.
Cuenta la historia de un grupo de muchachos que se va a
pasar unos días a una casa rural y allí, quizás por culpa del altar que hay en
una cueva contigua, se las verán con el bicho este que ya he nombrado y unos
zombies (gente del pueblo, cuatro cholillos con peinados modernos y sus madres,
ahí, malamente maquillados).
Me gusta el cine amateur, pero el que es consciente de
serlo. El de este tipo, que se creen que están haciendo una película de verdad…
bueno, bastante tienen ya con lo que tienen.
Lo único bueno que tienen este tipo de bazofias… que son efímeras.
Sus directores en cuanto se dan de bruces con la cruda realidad, dejan el cine
a un lado y se ponen a currar en lo que les salga. Yo lo celebro.
Para finalizar destacaré las canciones de la banda sonora… ¡Tela!.