Cuando estrenos más o
menos gordos llegan a nuestro país sin pasar por las salas, mal asunto. Los
motivos por los que no se estrenan suelen ser de diferente índole, aunque
huelga decir que la mayoría de estos no-estrenos son debidos al fracaso en la
taquilla USA. Eso no debería ser señal alguna en cuanto a la calidad de la
película, pero por norma general suele ir acompañado; cuando no se estrena
en cine en España, es que se trata de
una peli mala de cojones.
Efectivamente, esta “Everly” es una cosa francamente mala.
La novia de un Yakuza, puta de profesión –pero retirada por
voluntad del propio yakuza que se queda para él la que más buena estaba- se ve
que se la juega y en consecuencia, este se la quiere cargar, así que manda a un
puado de yakuzas al apartamento de esta para que se la dejen el higo hecho un
colador. Pero claro, esta que es hábil, al final se los irá cargando a ellos
¡Sin salir del apartamento, oiga!
Un matar, matar y matar sin sentido, orden o concierto
alguno, en una peliculita de “Dimension films”
que ya no es sinónimo de nada (ni de calidad, ni de independencia).
Una película que parece existir con un único sentido:
Mostrar el palmito de la Hayek, hacernos ver lo buena que está la tía a sus cincuenta castañas. Y es que lo de esta
mujer no tiene nombre. Y en ese sentido la película cumple, vemos a la Hayek y
ese culo respingón que dios le ha dado de mil maneras; desnuda “traseralmente”,
en ropa interior azul celeste, con mayas y top ceñidísimo… incluso le meten un
tiro en un costado con el fin de que, al mirarse ella en el espejo, veamos el
tipín que tiene –que lo tiene-. Vamos, un desfile de modelos por parte de Salma
Hayek, que ya puestos a pedir, casi mejor que hubiera sido un vídeo de aeróbic,
porque, a parte de esos 50 años tan (excesivamente) bien llevados, el resto de
la película tiene menos interés que el culo de la Hayek. Es más diría que es
hasta irritante… es como una película que copia –y descaradamente- el cine de
acción del peor Tarantino cuando ya ni este hace ese tipo de cine. Vaya, que es
un plagio del cliché, del Tarantino de “Kill Bill” nada menos, con frases Tarantinianas
personajes Tarantinianos y hasta decorados Tarantinianos, repito, del clichoso.
Artes marciales mal entendidas, muchos disparos con armas chanantes, y chicas
peleonas (el concepto de la anti-heroína karateca es tan de los 70 y de
reivindicación en los 00… que más que asco, da pena). Una puta mierda.
Junto a Salma Hayek y un puñado de putos japoneses, tenemos
a la actriz Española de origen Mexicano Laura Cepeda (“Naufragos”) que está en
la película como podía haber estado cualquier otra actriz española, y hace de
madre de Salma Hayek, a pesar de que apenas le saca 10 años… ¡Por Dios, que ya sabemos todos que Salma Hayek tiene
50!
Dirige el trozo de mierda vistosita el tal Joel Lynch (ni
Coen, ni David), que entre las cosas más populares de su filmografía, podemos
destacar uno de los pasajes de “Chillerama”, la segunda parte de la franquicia "Wrong Turn" o la película-chorrada “Knights of
the Badassom” para lucimiento del enano de “Juego de Tronos”.
Por ver a la Hayek.