lunes, 7 de septiembre de 2015

THE GONG SHOW MOVIE

Chuck  Barris es uno de los personajes más fascinantes del mundo del espectáculo USA, primero porque es el creador de la tele-basura, el inventó los concursos de mierda en los años setenta convirtiéndolos en clásico televisivo hasta tal punto que en la televisión española de hoy, se hacen versiones de aquellos mismos programas. Sin ir mas lejos, el famoso “El Semáforo” de Chicho Ibáñez Serrador, en el que un grupo de personas deficientes mentales salían al escenario a cantar, bailar cualquiera que fuera su gracia, con el fin del que el público se cachondeara de ellos, y haciéndoles pasar a la final a conveniencia a través de la utilización de un semáforo. De ese programa salieron personajes tan populares como Cañita Brava, por ejemplo. Bien, pues ese concurso no deja de ser un plagio de “The Gong Show” creado por el citado Barris que además hacía de presentador y que fue el responsable de otorgarle  los quince minutos de fama pertinente a un cómico que a mí me hace cierta gracia, pero que no tiene mucha, llamado “The Unknown Comic”.
Pero Chuck Barris no es popular precisamente por sus creaciones televisivas ni mucho menos, que va; lo es porque tenía una doble vida. Según sus memorias Barris, además de productor televisivo de éxito, era también agente doble de la CIA, asesino de la CIA más bien, que aprovechaba el acompañar a los ganadores de sus concursos en los viajes a exóticos destinos como Berlín Occidental, para cepillarse a los miembros del grupo terrorista internacional de turno. Pero para saber más de este fascinante e inquietante sujeto, lo mejor es que vean la ópera prima de George Clooney “Confesiones de una mente peligrosa” que explica todo esto muy bien.
Sea como fuere, el caso es que Chuck Barris era un tipo egocéntrico de narices, que tuvo que dar su salto al cine. No supo hacerlo sin tener que estar él metido de por medio, así que, amparado por Universal, produjo, escribió junto a Robert Downey (El papá de Robert Downey Jr., lógicamente) y protagonizó la versión cinematográfica de su programa de mayor éxito (Precedente de lo que haría Javier Cardenas aquí) y la título “The Gong Show Movie”. La película deambula entre la realidad y la ficción y por un lado nos muestra  como es el día a día de Chuck Barris en el medio televisivo, como tiene que lidiar con las cadenas de televisión, su relación con su novia, y con los retrasados que han de aparecer en su concurso. Todo esto, rodado en 35 mm. total ficción, sirve de hilo conductor para mostrarnos lo verdaderamente interesante que son los castings y actuaciones de retrasados que, grabados en vídeo y montados a toda velocidad, fueron censurados en su momento y no se incluyeron en los programas televisivos. Así pues no vemos nada estridente más allá de unas tetas, pero si vemos, como si de un documental “Mondo” se tratara, como un individuo vestido a lo “Music Hall” interpreta una canción popular americana a base de cacareos, como si lo cantase un pollo. El caso es que durante su intervención el público se vuelca con la actuación del individuo, este se emociona y cacarea aún más fuerte. Barris, le insta a que vuelva a hacerlo una y otra vez, pasando a la final, para acto seguido, entre bastidores, ser testigos de cómo la cámara de vídeo graba la muerte de este señor en directo, cayendo fulminado de un infarto debido a la fuerte emoción, hecho este, que le costaría algún que otro disgustillo a Barris. Eso no es óbice para que esa muerte ante las cámaras aparezca en la película, y no solo, eso, sino que además sea introducida como elemento cómico. Cosas del perfil un tanto psicopático del autor de la película –recuerden que acababa los programas y se iba a matar gente para la CIA-.
La película es bastante mala, muy para lucimiento de un individuo que en realidad no tiene mucho carisma (por mucho que se calara las gorras y los sombreros hasta los ojos) y que no tiene nada de gracia cuando se nos vende como una película desternillante, pero verdaderamente se deja ver, y además es una curiosidad de película como un templo de grande, porque ¿A quíen se le ocurre hacer una película sobre un programa de televisión?
Sin embargo la película, a poco que consultemos la red de redes, se prodiga como una rareza absoluta, corre la leyenda urbana en yankilandia de que esta película en realidad no existe porque es la típica de la que todo el mundo habla, pero de la que no hay demasiadas pruebas de su existencia más allá de un par de “Lobby Cards” y pósters de la misma, pero en realidad si que existe, de hecho les hablo de ella, porque la tengo en mi estantería en DVD.
Resulta que la película se estrenó, y además de tener una muy mala distribución por parte de universal,  fue un fracaso total y absoluto. No fue a nadie a verla. Las críticas fueron feroces, de hecho un famoso crítico afirmó tras verla, que viéndola por primera vez en su vida sentía la necesidad de estar fuera del mundo del espectáculo.
El resultado de todo esto, y que tampoco sería del gusto de su responsable más directo, propició que Barris se arrepintiera de su única incursión en el cine y tras su estreno en salas decidió no comercializarla en formatos domésticos, aunque ya saben, se hicieron copias pirata en los ochenta para el mercado del video y más allá de eso, para cualquier americano que deseara ver la película –serán los menos- fue una odisea.
Sin embargo, se ve que un americano cualquiera, consiguió un master de la película a una calidad apabullante, así que vende a través de la red copias en DVD-R de la misma, espectacularmente presentada, en una edición que poco tiene que envidar a las profesionales y a este señor, tras un tiempo buscando frustradamente la peli, es a quien se la compré y el motivo por el que he podido verla y finamente, comentarla.
En definitiva, tiene su gracia. Y más  sabiendo todo lo que hay detrás, además de ser el único testimonio que queda de ese mítico programa, el “The Gong Show”, amén de los vídeos que circulan por la red.
Además de Barris, se pasean por la pantalla  la cantante Jaye P. Morgan, que pasó por el programa, Tony Randall, o Danny De Vito, la tetona musa de Russ Meyer, Kitten Natividad y Taylor Negron que ¡participaron en el concurso! en el caso de Negron, antes de ser celebridad, haciendo el mongólico y rozando la vergüenza ajena, además de papeles de ficción  para Vincent Schiavelli (el feo de “Ghost”), Robin Altman o los cómicos habituales “The Unknown Comic” y Rip Taylor.