Por eso las primeras que cayeron en mis manos fueron regalos que me hicieron mis seres queridos en fechas especiales. Se espabilaban para que un amigo de la familia con dos vídeos les copiara sendos films en sendas cintas vírgenes, las envolvían en llamativo papel de colores y me las entregaban con todo el cariño del mundo. Ahora puede sonar cutre, pero en ese momento recibir un presente así era algo poco habitual y, sobre todo, motivo de absoluto entusiasmo y felicidad por mi parte. De esta guisa pude disfrutar de "La matanza de Texas", "Terminator" y "La noche de Halloween". Hubo una cuarta, pero no la recuerdo (probablemente la misma "Creepshow" antes de pillarla legalmente).
Finalmente entró un segundo vídeo en casa y, de este modo, comenzamos a copiarnos las películas que alquilábamos y nos molaban. En los 90 era bien sencillo unir ambos aparatos con ayuda de un euro conector (al menos hasta la aparición del anti-copy), pero en la época de la que les hablo teníamos que buscarnos la vida liándola con una serie de cables, proceso este que para mí era puro galimatías.
En cuanto le pillé el truco, comencé a copiarme todo aquello que me ponía farruco, aunque obviamente siempre hay un principio y, para bien o para mal, suele ser especial. Puede que no mejor, pero sí significativo. En mi caso la palabra "mejor" se queda corta, ya que hablo de: "Posesión Infernal" (¡inevitable!), "Re-Animator" y "El pájaro de las plumas de cristal", esta última en sistema LP (el que relentizaba la velocidad de las películas para que cupiese una tercera en la más recurrente cinta de 180 minutos. Pillar la de 240, por su precio, se reservaba para causas mayores).
El caso es que el día que decidí deshacerme de mis cintas de vídeo NO ORIGINALES, previo ripeo para conservarlas en dvd-r, tomé la decisión de preservar únicamente una de ellas. La primera de todas. Por nostalgia, sí, pero también por dos motivos más:
1-El contenido. Además de ser las tres grandes películas -sobre todo las dos primeras- me siguen flipando los rayotes y las costrosidades de la copia de "Posesión Infernal". La llegué a ver de esta guisa tantas veces que luego, en las respectivas versiones remasterizadas, echaba de menos sus imperfecciones. Tanta claridad y calidad me dolía a los ojos. Por ello quise quedármela y, de paso, ante el temor de que algún día el último reproductor de vídeo de la tierra desapareciera sin dejar rastro, hice un ripeo con ella, para preservarla en su maravilloso e impuro estado. Aún la veo a veces y la gozo como una sucia perra.
2- El aspecto. No hace falta explicar mucho, que para eso les he colado una imagen. Ya se sabe, al principio uno es más entusiasta y apasionado con estas cosas, así que era lógico que mi primera cinta estuviese adornada por una imagen de la, a mi gusto, mejor película del trío. Lo que me inquieta es saber de dónde la saqué, ya que se trata de una imagen original que osé recortar de alguna parte. Da igual, prefiero que en ese detalle mi cerebelo me siga fallando.
En cuanto al canto, ese rollo de la tira de papel con los títulos y sus directores escritos con Olivetti, obedece a una puñeta que me dio por hacer unos años después. La apliqué a varias cintas, pero pronto me cansé de ello y, con el tiempo, lo que en un principio era un modo bien bonito de tenerlas ahí juntas y relucientes, pronto se convirtió en una cutrada. A base de quitar y poner la cinta en los estantes, el papel se iba resquebrajando y perdiendo su tono limpio y elegante. Cosas de críos.
A todo esto, y ya que viene de rebote, déjenme colarles aquí y ahora la caratula de la edición holandesa de "Posesión Infernal" que adquirí en una tienda "frica" únicamente porque presentaba la misma imagen que mi vhs... pero no exactamente igual. La sierra es distinta (aunque suele serlo en todo el material promocional), las manos amenazantes son menos huesudas y, de hecho, Bruce Campbell parece un poco más mayor. Ahí la tienen:
1-El contenido. Además de ser las tres grandes películas -sobre todo las dos primeras- me siguen flipando los rayotes y las costrosidades de la copia de "Posesión Infernal". La llegué a ver de esta guisa tantas veces que luego, en las respectivas versiones remasterizadas, echaba de menos sus imperfecciones. Tanta claridad y calidad me dolía a los ojos. Por ello quise quedármela y, de paso, ante el temor de que algún día el último reproductor de vídeo de la tierra desapareciera sin dejar rastro, hice un ripeo con ella, para preservarla en su maravilloso e impuro estado. Aún la veo a veces y la gozo como una sucia perra.
2- El aspecto. No hace falta explicar mucho, que para eso les he colado una imagen. Ya se sabe, al principio uno es más entusiasta y apasionado con estas cosas, así que era lógico que mi primera cinta estuviese adornada por una imagen de la, a mi gusto, mejor película del trío. Lo que me inquieta es saber de dónde la saqué, ya que se trata de una imagen original que osé recortar de alguna parte. Da igual, prefiero que en ese detalle mi cerebelo me siga fallando.
En cuanto al canto, ese rollo de la tira de papel con los títulos y sus directores escritos con Olivetti, obedece a una puñeta que me dio por hacer unos años después. La apliqué a varias cintas, pero pronto me cansé de ello y, con el tiempo, lo que en un principio era un modo bien bonito de tenerlas ahí juntas y relucientes, pronto se convirtió en una cutrada. A base de quitar y poner la cinta en los estantes, el papel se iba resquebrajando y perdiendo su tono limpio y elegante. Cosas de críos.
A todo esto, y ya que viene de rebote, déjenme colarles aquí y ahora la caratula de la edición holandesa de "Posesión Infernal" que adquirí en una tienda "frica" únicamente porque presentaba la misma imagen que mi vhs... pero no exactamente igual. La sierra es distinta (aunque suele serlo en todo el material promocional), las manos amenazantes son menos huesudas y, de hecho, Bruce Campbell parece un poco más mayor. Ahí la tienen:
Si en su momento ya me pareció bello y entrañable preservar mi primera cinta vhs de la quema, ahora, bastantes años después, me siento especialmente contento por haber sido tan previsor. No es que entonces supiese que con los años la nostalgia haría despiadada mella en mí, pero sí tenía claro que ese era un vhs especial y, como tal, había que conservarlo. Hoy es el perro verde entre tanta cinta editada profesionalmente y tanto dvd... pero no se siente sola, porque sabe que gran parte de mi capacidad de amar le corresponde a ella.