Raúl Artigot, uno de los mejores directores de fotografía
del cine español, del cual se decía que sacaba a todas las actrices guapas
–incluso cuando no lo eran- falleció recientemente. Y pudo irse a la tumba bien tranquilo, porque lo cierto
es que tiene un currículum impecable como director de foto –las mejores películas
del tandem Pajares/Esteso/Ozores están iluminadas por él, entre otras
muchísimas- , y una escueta pero interesantísima carrera como director que voy
a pasar a reseñar por aquí durante los próximos días. Y comenzamos por el final
con la ultima película que dirigió (y escribió, que también era autor), una
película que para mí ha sido todo un descubrimiento y que, desde ya, pasa a formar parte de mis favoritas del cine
español.
“Bajo en nicotina”, basada libremente en la novela “El Angel
Triste” de Carlos Pérez Merinero cuenta la historia de un cinéfilo totalmente
metido en el mundo del vídeo domestico, que alquila sin orden ni concierto
cintas betamax en el videoclub y que mantiene una relación un tanto turbia con
la dependienta de una perfumería, mientras maldice su suerte porque las
continuas peleas de la pareja del piso de al lado, no le permiten ver las
películas tranquilamente. Un buen día, sin motivo aparente, la cosa se va complica
de manera sorprendente en la vida de este individuo, y no puedo seguir contando
más porque esto daría lugar a spoilers que destrozarían la película, cuya
manera ideal de disfrutarla, es verla sin saber muy bien de que va la cosa, tal
y como a mí me ocurrió.
Podemos decir que se trata de una película amateur rodada en
35 mm. y con posterior distribución en cines. Cine aficionado realizado por un
currela del cine, que utiliza muy bien utilizados sus casi inexistentes medios
para crear una obra que se acerca a la vanguardia por como se utilizan esos
pocos medios; sería vanguardia accidental, por llamarlo de algún modo. La
ambientación, la inquietud que trasmiten muchos de sus planos, nos recuerdan al
“Arrebato” de Zulueta, sin pretenderlo en absoluto Artigot, ya que, nada más
lejos de su intención, esto sería una suerte de melodrama, quizás de comedia
negra cuyas influencias más inmediatas, no son, desde luego, el cine de
vanguardia y/o experimental; son en cine de género. Pero la pobreza de medios,
la hacen parecer una turbia película experimental, casi underground, meramente
“Trash”.
Aquí no hay más que
una cámara de 35 mm., las facultades como director de fotografía de Artigot y
una serie de actores trabajando en su película prácticamente gratis.
Claro, Artigot, tras tantísimos años trabajando en el cine
español, hizo amistad con sus estrellas más rutilantes, y al rodarse la
película en 1984, en Madrid y con papeles protagonistas para Oscar Ladoire,
Silvia Munt, Antonio Resines o Asumpta Serna, actores estos asociados a aquel
movimiento ochentero y medio intelectualoide que llamaron “Nueva Comedia
Madrileña” y que cultivaban directores como Fernando Trueba o Fernando Colomo,
le colgaron a “Bajo en nicotina” el San Benito de pertenecer a dicho
movimiento, cosa que cabreó a Artigot negándolo rotundamente, afirmando que
todo eso son gilipolleces, y que su película en todo caso, sería una comedia
despiadada y carente de toda moral, una exhibición de cinismo con las miras más
puestas en Fassbinder que en cualquier comedia Madrileña contemporánea.
Sea como fuere, el aprovechar de esa manera los pocos medios
de los que disponía, el no querer abarcar más en una producción con tres
pesetas (un mal muy común en las pelis españolas de bajo presupuesto), esa
coherencia, y lo entretenida y fascinante que resulta visualmente la película,
le otorgan un estilo único y propio difícil de ver en cualquier película
española de cualquier época.
Artigot, cuando escribía el guión, tenía en mente que la
protagonizara José Sacristán – que finalmente aparece en la película, a través
del televisor donde el personaje de Ladoire devora películas alquiladas en un
videoclub-, pero el actor, que ya iba adquiriendo prestigio y pedantería,
rechazó el papel alegando que no le gustaba el personaje, que, en definitiva,
era muy cruel, misógino e hijo de puta y no quiso interpretarlo. Yo creo que
mejor con Ladoire.
La película consiguió discreta distribución en salas de
Madrid y Barcelona donde la vieron cerca de 80.000 espectadores, lo que ya
resultó rentable, y más todavía en su explotación en vídeo donde funcionó más
que bien.
Junto a los ya citados, tenemos en el reparto a un
inquietante Paco Cecilio, Luis Ciges, Chus Lampreave, Guillermo Montesinos o Emilio Fornet. Ahí es nada.
Una auténtica maravilla.