La Agencia de Seguridad Americana es atacada por unos soldados
híbridos entre los filones de “Galactica” y los soldados imperiales de “Star
Wars”, por lo que el agente Gibbons (Samuel L. Jackson) llega a la conclusión
de que han sido un equipo terrorista formado desde la Casa Blanca (¿???).
Entonces, para que se los cargue, busca a un nuevo agente “XXX” que sea,
literalmente, más cabrón que el anterior, por lo que se va a buscarlo a la
prisión donde cumple su condena y dónde dará comienzo el festival de
fantasmadas que es “XXX 2: Estado de Emergencia”.
Acción por acción para
lucimiento de Ice Cube, quien
gracias a esta película se dio cuenta de que si cuando hacía una
película de acción esta sufría un descalabro económico, pero que cuando hacía
una comedia tonta resultaba siempre un blockbuster, el como le quería ver el
público era blanco y en botella. Cube a partir de entonces se dedicó al cine
familiar y a la comedia indie, y ya no volvió a hacer acción. Todo eso
compaginándolo con su carrera como “Gangsta Rapper”. Una credibilidad terrible,
tiene Ice Cube. Además, para esta película luce especialmente estilizado, pues
siendo un actor gordo y rechoncho, se preparó físicamente para esta película,
por lo que tiene los brazos notoriamente musculados… pero es barriguilla no fue
capaz de quitársela. En cualquier caso, su presencia, su carisma y su frases
sentenciosas y chanantes son lo mejor de una película que es verla para
creerla.
El guion es la cosa más espantosa que se puede echar uno a
la cara, plagado de momentos de vergüenza ajena, y los efectos especiales generados
por ordenador a veces cantan más que un tenor, pero al final, tanto dinamismo y
un pequeño sobre exceso de ritmo convierten a “XXX 2: Estado de Emergencia” en
un entretenimiento de menos de 90 minutos que vemos, nos echamos unas risas
–involuntarias- y nos vamos a masturbarnos pensando en otra película
Lo curioso es que en la preproducción se tuvo que elegir
entre dos guiones existentes y el que finalmente quedó fue el escrito por Simon
Kinberg. El otro, que contaba una cosa totalmente distinta, se quedó en algún
cajón de los estudios con la idea de ser rodado como otra secuela o algo por el
estilo. El caso es que no pudo ser, porque en su afán de encontrar el éxito con
esta secuela, y encontrar sustitutos para el director Rob Cohen y Vin Diesel,
que no pudieron hacer una segunda parte de “XXX” porque estaban rodando otras
cosas, contrataron a Lee Tamahori, que venía de hacer cine de arte y ensayo en
su tierra (“Guerreros de antaño”) – es Neo Zelandés- y de rodar la última película de James Bond
hasta la fecha, “Muere otro día” y a Ice Cube, y esto resultó dañino para el
estudio que se gastó 87 millones de dólares en la película, para recaudar solo
70 en todo el mundo. Un fracaso de los de verdad, de los de desmoronarse. Aquí
en España más o menos lo mismo, y si la primera entrega de la franquicia obtuvo
1.600.000 espectadores, esta secuela no llegaría a 500.000. Normal, la película
es una patochada ridícula. De hecho, la crítica se cebó con la estupidez de la
película, y sobre la obesidad de Ice Cube. Que hijos de puta…
No obstante, desde 2014 se viene hablando de una nueva
secuela, esta vez recuperando a Vin Diesel en un proyecto que aún no ha visto
luz y que se titularía “XXX 3: The Return of
Xander Cage”, cosa que dotaría a la franquicia de mayor absurdismo si
tenemos en cuenta que en “XXX 2: Estado de Emergencia” se deja bien claro que
el anterior agente Triple X ha muerto.
Por otro lado, para ir acabando con la reseña y con el
festival de absurdidades, decir que la película en los USA de estrenó con el
título de “XXX 2: The Next Level” mientras que fuera de estos, y excepto en
Canadá, la película se estrenó con el título de “XXX 2: State of the Union”.
¿Qué por qué? Ni zorra idea.
Junto a Ice Cube y a Samuel L. Jackson, la película cuenta
con las absurdas presencias de Willem Dafoe , el rapero Xzibit y Peter Strauss
como el presidente de los Estados Unidos.