viernes, 1 de julio de 2016

DOS PILLOS Y PICO

Película de la factoría Iquino, es decir "Ifisa", que en plena explosión del cine “S”, hace un alto en el camino para ofrecernos una comedia blanca, blanquísima, casi infantil, pero que marca una diferencia con el resto de comedias de aquella época, por el alto nivel de absurdez, por el sello casi autoral que deja Iquino, y porque seguramente haya sido realizada con menos dinero que el resto de producciones de comedia de aquél lejano 1981.
Por otro lado, si las comedietas de corte erótico clasificadas “S” eran un coñazo de padre y muy señor mío, esta sin embargo, con lo tontorrona que es, resulta harto entretenido y se ve en un suspiro, poseedora, con sus poquitos medios, de un ritmo dinámico y firme.
Víctor es un vago de padre y muy señor mío que no quiere dar palo al agua. Su novia le dice que si lo que quiere es hacerse rico, lo mejor que puede hacer es irse a pedir limosna, y eso hace, lo que les permite cada día comer ostras y gambas. Un buen día llega un granujilla, un huérfano con el que se asocia y el negocio parece prosperar con un niño en la mendicidad, hasta tal punto que el paso siguiente a pedir en la calle es convertirse en una estrella de cine. Ahí comenzarán los problemas ya que tanto besuqueo con su partenaire femenina, provocará los celos de su novia.
Sin mucha más historia, y sin estridencias, el trío protagonista lo forman Paco Morán, Mary Francis y Jorge Sanz –mucho mejor actor de niño que de adulto-, secundados por Fernando Guillén y Linda Lay, que luce unos rizos a la permanente que, paradójicamente, vestida hasta el cuello con jersey de cuello vuelto, luce infinitamente más atractiva que en películas en las que la ropa que había estaba en el suelo. Esta sería su última película.
El caso es que el elenco está en estado de gracia y curiosamente, siendo esta una peliculita, la verdad es que Mary Francis –hoy Paca Gabaldon- está más comedida y creíble que cuando ha interpretado papeles en películas más importantes o más serias, lo cual no deja de parecerme curioso.
La película funciona, sin más, si bien tampoco resulta trascendente por ningún lado.
La gracia está en que “Ifisa”, la factoría de Ignaci F. Iquino, hacía unas películas de dudosa calidad, si bien algunas a día de hoy resultan piezas de culto, que sin embargo le permitían vivir más que bien pues facturaban el dinero suficiente para ganar bien ganado y financiar las siguientes. Y como funcionaban en taquilla, los críticos las ponían a caer de un burro. Algunos, llegaron incluso a insultarle. Y ahí viene la gracia de esta película que con dos cojones, utiliza los títulos de crédito más horrorosos de la historia del cine, únicamente para  mofarse de los críticos y lanzarles su particular puyita. Así, respetando a los actores y  mostrando sus nombres, en el apartado técnico rezan las siguientes leyendas que paso a transcribir: “Los exteriores fueron rodados en Barcelona porque es la ciudad de España donde más se habla Andaluz”, “Guion, fotografía y dirección (¿). El guion no existe. La fotografía, tan oscura, que no se ven las caras de la gente. Y la dirección, también de Ignacio “Farrés” Iquino naturalmente, desigual y anodina…¡De pueblo!” y seguidamente, aparece  el logotipo de “Ifisa” acompañado por la frase: “Cerca de 200 películas ¿Cuándo aprenderán a hacer cine?”. Pues tiene su gracia todo el asunto.
Están simpáticos los créditos y por un lado nos muestran a un Iquino con un gran ego, de vuelta de todo, al que se la suda la opinión que de él pudiera tener la crítica. Sin embargo, me jugaría el cuello a que, como a todo autor, a él le hubiera gustado no tener que ser tan ingenioso en los créditos de ninguna película.
Pues eso, simpática. Y tras muchos años desaparecida e inencontrable, por fin alguien la pone a nuestra disposición en la red.