lunes, 31 de octubre de 2016

WISHMASTER 2

Secuela de la muy maja “Wishmaster” concebida para ser estrenada para la televisión por cable y la venta en vídeo y DVD, que estrenándose tan solo dos años después de la original para cines, y con un presupuesto que podría reducirse a la mitad de lo que costó aquella, se lleva la peor parte en cuanto a los gustos del personal. A bote pronto, si uno se para a pensar en todas las opiniones que ha oído a lo largo de los años sobre esta película, se dará cuenta de que el público, su público natural, le tiene un asco a esta película de agárrate y no te menees. Y con esa idea me puse a verla.
Sin embargo, que quieren que les diga, me ha resultado harto entretenida, divertida y dotada de un ritmo que para sí quisieran muchas películas de mayor presupuesto.
La cosa sigue sin variar un ápice con respecto a su primera parte; intentar un émulo de Freddy Kruegger que haga las delicias a los aficionados al fantástico. Para ello, y al igual que la franquicia de Elm Street, se le añade más humor al asunto, así como se incluyen llamativas y artesanales muertes cargadas de gore, látex y jarabe de arce, que son muy de agradecer. También, como el presupuesto es ínfimo, para no gastarlo en sesiones de maquillaje, el Djin, en esta ocasión, aparecerá con forma humana casi toda la película, reduciéndose su presencia como monstruo a un par de escenas, y otras tantas directamente aprovechadas de la primera parte. También es muy posible que su protagonista, Andrew Divoff, no quisiera aparecer todo el tiempo bajo el aspecto del Djin y por contrato sea que le vemos el careto. Como fuere, en las posteriores secuelas (que ya iré comentando) Divoff pernocta en casa, sin pasarse por clase. Vamos, que “Wishhmaster 2” sería la última vez que le veríamos dando vida al Djin. Por cierto, es asombroso el parecido que tiene este hombre con Julio Iglesias de jovencito.
La estructura argumental de la película es similar a la de la primera parte; una muchacha es herida durante un atraco a un museo, y no muere gracias a que por allí hay una extraña piedra preciosa. Dentro de ella está el Djin, que en su afán de recolectar almas, ofrece a sus víctimas un deseo, que una vez concedido, este interpretará como le de la gana, aprovechándose de las malas formulaciones y haciendo que todas estas peticiones acaben como el rosario de la aurora, y bañados en sangre en el mejor de los casos. Amén de un caso concreto de un preso que le pide que “Se joda” su abogado, por lo que el leguleyo acabará dándose la vuelta de cintura para abajo, doblándose y dándose por culo a sí mismo. Un gag muy curioso.
Su afan por hacer el mal le llevará a la cárcel, donde hace ostentación de su poder, mientras se las ingenia para dar con la muchacha que le ha devuelto a la vida, y que, otra vez, como si de “Pesadilla en Elm Street” se tratase, tiene sueños con él durante toda la película.
Pues qué quieren que les diga, la película es lo que es, y es bien maja.
Curiosamente, con un equipo técnico compuesto de currelas del cine, el diseño de producción corre a cargo de Alfred Sole, chico para todo de la Serie B Americana, que lo mismo te sirve para un roto que para un descosido. Suyas como director serían películas con cierto culto como “El Rostro de la Muerte” o “Pandemonium, Desmadre en las Aulas”, extraña “Screwball Comedy” de  siniestra apariencia.
Por otro lado, el director sería el pobrecillo de Jack Sholder, por siempre conocido por ser el dire de “Pesadilla en Elm Street 2: La Venganza de Freddy”, paradójicamente, que unas veces atina (“Hidden: LoOculto”), otras mete el cuezo hasta el fondo (“Renegados”) y otras, le quitan el material filmado y cualquier manazas lo monta como le salga de los cojones (“Arachnid”).
Como fuere, la verdad es que “Wishmaster 2” es una muestra de la más genuina Serie B de finales del siglo pasado y primeros del actual, y, que quieren que les diga, a mí me ha dejado con un buen sabor de boca, y con ganas de más.