Basada en una obra teatral del mismo título, que de por sí
ya debía ser floja, de Alan Ayckbourn, cuenta la historia de un individuo viudo
que viaja hasta un pueblecito inglés para unirse a algo así como una compañía
teatral. En un principio, el individuo tiene que cantar, pero por las
vicisitudes y los actos del algo enloquecido y tiránico
director de la obra en la que va a participar, acaba convirtiéndose en
protagonista de la misma. Y eso es todo. No hay más.
Lo que principalmente llama a priori la atención, es que
está protagonizada por Jeremy Irons y Sir Anthony Hopkins, justo antes de
convertirse ambos en las mega-estrellas que fueron en los noventa. Por otro
lado, llama la atención que la película es especialmente mala. No ya por lo poco que pueda interesar el
argumento, lo aburrida y machacona que pueda llegar a ser –que lo es, hasta el extremo- sino por
lo mal filmada que está, y sobretodo, lo
mal montada. Es tan cutre, que parece mentira que detrás de ella haya todo un
Michael Winner, intuyo, tan tirano y demencial como el papel al que da vida
Anthony Hopkins.
Y es que no hay película que menos le pegue al director de
“El Justiciero de la ciudad” que esta. Mira que es sosa la hija de puta… pero
la labor como director de Winner, no contribuye a que esto sea mejor. Es una
“Alta comedia” mala, hasta si esta fuera dirigida por Blake Edwards. Y
técnicamente, mejor ni hablar.
Poco más que decir…
Junto a Hopkins e Irons, tenemos en el reparto a Patsy
Kentsin, que a finales de los ochenta, gracias al éxito que tuvo en su carrera
como cantante con la formación “Eight Wonder” y a su formación actoral, pudimos
verla hasta en el cine español, concretamente en “Beltenebros”.
Adorable seductor, “A Chorus Disaproval” en su versión
original, ni tan siquiera llego a estrenarse en cine en nuestro país,
haciéndolo tan solo en vídeo de alquiler. En plenos noventa, cuando Anthony
Hopkins y Jeremy Irons ya eran megafamosos y habían ganado Oscars, se volvió a
editar la película en vídeo, esta vez con una carátula que por un lado mostraba
fotografías actuales de los protagonistas, junto a una estatuilla del Oscar
junto a las fotos, como si se tratara de una película reciente de los
escarizados actores.
Un coñazo.