Previamente, se proyectó
en el festival de cine de comedi de Peñiscola, y Pablo Carbonell, como
jurado del mismo, afirmó –y de paso hizo una buena publicidad a la película-
que con “Kopps” se había reído más que con todas las demás películas del
festival juntas.
Tal fue la trascendencia de esta cinta, que la “Happy
Madison”, productora del todopoderoso Adam Sandler , tan visionario que
mantiene su relación cinematográfica con Netflix, adquirió los derechos de la
cinta con la firme intención de hacer un remake adaptando el argumento a la
idiosincrasia americana y Sandleriana. Sin embargo, quince años después de su
compra, todavía sigue sin haber noticias al respecto.
Por otro lado decir que el propio título del films es un
chiste al ser “Kopps” la palabra para decir “Cops” en inglés con un fuerte
acento sueco. Cómo si hiciéramos una pelí en España que se titulase “De Polís”
en referencia a “The Police”. ¿Me he explicado bien?
En cualquier caso, la cosa pintaba de lo más desmadrada, y
su exótica procedencia me llamaba la atención.
Cuenta la historia de un pueblecito de algún lugar de Suecia
en el que los Policías pasan el día como buenamente pueden, porque hace miles
de años que en ese tranquilo pueblo no se ha cometido un delito: comiendo
perritos calientes, Gofres, cuando no, sacando vacas que se cuelan en rotondas.
Por lo demás, la vida de estos policías tampoco es muy divertida; uno liga en
páginas de contactos, otro es un flipado de las pelis de polis americanas y el
resto llevan una cómoda vida familiar.
Hasta que un día, el gobierno, con un nuevo plan de
recortes, decide cerrar la comisaría del pueblo dado que, al no haber delitos,
es un gasto inútil, lo que supondría el traslado de estos policías a otras
comisarías del país. Es entonces cuando, con el afán de mantener la comisaría
operativa, comienzan ellos a cometer
delitos que por otro lado solucionarán. Hasta que un buen día, uno de esos
delitos se va de madre y las cosas se complicarán.
La película se deja ver tranquilamente, es curiosa y
entretenida, pero tiene muy poco de alocada. Es más, en mi fuero interno, yo no
calificaría a “Kopps” de comedia. No sabría como definirla. Lo cierto es que es
más parecida a una comedia de los hermanos Coen que a una de lo Farrelly.
Tiene más similitudes con “Fargo” que con “Loca Academia de Policia”. Pero
además, parece que la comedia Sueca ya es de por sí serena, ya que, en un par
de escenas en las que se les va de las manos el asunto cómico –con la enésima
parodia a “Matrix” y Neo esquivando las balas- lo hace siempre dentro de las
ensoñaciones o delirios de uno de los protagonistas, para que así, no se joda
el tono realista del resto de la cinta.
En cualquier caso, la película está bien, pero no ha
motivado mi posterior interés por los Suecos ni por sus comedias.
En cuanto a sus protagonistas, el que más bis cómica tiene
es un tal Fares Fares, mientras que el resto, más comedidos, tienen nombres
impronunciables para mí. Ahora el descubrimiento de la película, por lo que
bien merece la pena el visionado, está en la actriz Eva Röse; probablemente,
una de las mujeres más guapas que se han visto en pantalla.
Dirige la cinta, Josef Fares.