En China, un maestro de kung fu tiene un mono amaestrado que
habla y practica las artes marciales, además de ser un fanático de los
sombreros. Como señal de respeto y buenas intenciones para con los USA, este,
decide enviar de regalo al mono. Cuando este llega a los USA, sus receptores,
con el fin de darse publicidad, dejaran al mono suelto habiéndolo bautizado
previamente con el sobrenombre de King Kung Fu. Con él suelto, la policía,
capitaneada por un doble de John Wayne intentará capturarle, mientras que un
grupo de señoras mayores se manifiesta en la ciudad reivindicando que los
animales deberían ir vestidos.
Un Slapstick sin demasiada gracia más allá de que el gorila
protagonista es un señor disfrazado. Un par de escenas de lucha con el mono a
cámara lenta, o cuando este se ríe de sus adversarios a mandíbula batiente,
serían los momentos más graciosos de un film, que de puro bochornoso, no
llegaría a entrar ni tan siquiera en la categoría de “mala pero buena”.
No obstante, y no sin razón, “King Kung Fu” sería
considerada por muchos aficionados la peor película de la historia. Esto sería
una etiqueta más que le cuelgan a tantas
y tantas películas de serie Z a la que
no hay que darle mayor importancia, salvo por un pequeño detalle, que es
el que me ha llevado a localizar, y posteriormente, visionar tan magna obra del
despropósito: el productor de la misma, Bob Walterscheid, productor que jamás
volvió a producir nada más, se cogía unas rabietas de aúpa cuando escuchaba decir que
su película era la peor de la historia. Llegó incluso a agredir a un periodista
que lo sugirió.
Lance D. Hayes, director y actor de la película, tampoco
volvió a dirigir nunca más tras “King Kung Fu”, por lo que las carreras de todos
los artífices del film, se quedaron en meras anécdotas.
Obviamente, y como pasa con cualquier película rara, “King
Kung Fu” tiene un fandom específico que le rinde culto, si bien, este destaca
también por ser francamente minoritario, cosa que tampoco es de extrañar, a
juzgar por la sosedad de la película. Tiene tan poca cosa, que es normal que
sean solo cuatro (literalmente) los que le rinden pleitesía.
Al final, lo mejor de la película es que es una absoluta
rareza con tan poca vida, tan prescindible, que hay que ser muy cinéfilo y
escarbar en los confines de la morralla fílmica para dar con ella. El saber que
existe, es suficiente premio. El saber sus circunstancias, lo mejor de todo;
porque el ponerse a verla no es más que un suplicio que cualquier persona
cabal, debería ahorrarse. Es como mirar la carta de ajuste.
En cuanto a su carrera comercial y aunque hace relativamente
que salió en DVD, ni las ventas de este han sido muy boyantes, ni genera a día
de hoy mucho interés, porque lo cierto es que Walterscheid, 40 años después de
su producción, no ha recuperado el dinero invertido en ella y mantiene la
teoría, de que “King Kung Fu” podría haber sido un éxito si tan solo hubiera
tenido a una estrella en el reparto. Yo creo que ni por esas.