lunes, 3 de septiembre de 2018

CASTA Y PURA

Tras su obra maestra “Malizia”, Salvatore Semperi no supo sacarle partido al tipo de cine que podía haber desarrollado y se limitó a explotar la formula creada hasta hacerla prácticamente desaparecer en un mar de subproductos. Por otro lado, su musa. Laura Antonelli, que tantos sueños tórridos provocó en el macho ibérico de todas la edades, adicta a la cocaína, se deterioraba físicamente, protagonizando películas picantes en las que ella ya no era lo más deseable; ese pivón de “Malizia” ya no era tan pivón.
Y justo en esa decadencia que propició que Semperi pasara a ser uno de los directores italianos más prometedores a ser uno más de comedia chabacana, José Frade pone a disposición del director sus infraestructuras y sus dineros con el fin de llevar a buen puerto esta co-producción de lo más vulgar y mediocre, “Casta y pura”.
Cuenta la historia de un campesino casado con una mujer que tiene propiedades que se está muriendo. Estas propiedades quedan en posesión de la hija de ambos, por lo que, para evitar que cuando se case reparta con su marido, el campesino obliga a su mujer a hacerle jurar a la hija, que mientras su padre viva no se casará con nadie y que se dedicará por entero al cuidado de este. La niña jura, y al cabo de 20 años, casta y pura, comienza a tener terribles sueños tórridos y cambios de la personalidad, que los curas y médicos de la zona achacan a la necesidad que tiene la mujer de acostarse con algún tío, cosa que su padre impedirá por todos los medios. Hasta que un primo de la chica, adoptado, se enamora de la chica y ahí, comienza a liarse la madeja.
Una película de naturaleza machista, que no deja de serlo a pesar del giro feminista del desenlace del argumento, porque ese giro sirve única y exclusivamente para justificar el pobre folleteo del que ha hecho gala la película puesto ahí con intenciones que nada tienen que ver con la igualdad sexual, y sí con el alivio de los bajos instintos. Aún así, se las apaña para no mostrarnos ni una teta. Laura Antonelli, tampoco está en su mejor momento físico.
Sin duda, una de las peores películas de Semperi. En nuestro país obtuvo 250.000 espectadores, que debía ser, pizca más o menos, el número de espectadores que se deseaba.
En el reparto, junto a la Antonelli tenemos a un estupendo Fernando Rey, secundado por Christan de Sica, Enzo Cannavale o Diego Capuccio.
Ni para fans de Semperi.