Insulso slasher con
toques de thriller destinado al público Millenial y para las plataformas de
vídeo bajo demanda, que cuenta la historia de un muchacho normal y corriente
que tras ser rechazado por las chicas, ser víctima del buying en la universidad
y ser maltratado por su padrastro en casa llegando este a desfigurarle la cara,
decide un buen día ponerse una máscara comprada en una tienda de disfraces y
emplear la violencia contra sus agresores como venganza. Lo que pasa es que se
le va de las manos y todo acaba convirtiéndose en una espiral de violencia
dónde el chaval da matarile a otros estudiantes de las maneras más creativas y
diversas. Y ya esta. Nada nuevo en el horizonte ni nada que merezca ser visto
de nuevo otra vez, amén de tener “Del Playa” ese tufillo medio moderno del que
hace gala casi toda serie B del nuevo milenio, recursos estéticos que ya vienen
por defecto en cualquier programa de edición preinstalado en cualquier
computadora de gama alta y que se basan en desenfocarlo todo desde distintos
ángulos, y una total ausencia de escabrosidad y atmósfera. El chaval mata,
acuchilla, aplasta, destruye… pero el espectador se queda igual que estaba.
Como si viera un vídeo de Karaoke. Mala es decir poco.
La gracia está en como se movilizaron los habitantes de Isla
Vista en California, que creyeron ver en “Del Playa” una historia muy similar a
la de Elliot Rodger, un joven que en la vida real se cargó en 2014 a seis
compañeros de clase, así como hirió a otros catorce para, como todo subnormal
que se lía a tiros en lugares públicos, pasar a suicidarse ante la
estupefacción de los presentes.
Los responsables de la película dicen que en absoluto se
están inspirando en la historia del tal Rodger e insisten que esto es solo una
ficción —de hecho Rodger tan solo se lió a tiros; el prota de esta película se
carga al personal con lo primero que pilla, pero nunca con arma de fuego—. Sin
embargo, la publicidad de la película reza que está inspirada en eventos
actuales, cosa que contradice lo anteriormente dicho. Así pues, estas
explicaciones de poco sirvieron para las gentes de Isla Vista que hicieron oír
su voz y crearon un Change.org pidiendo
firmas para evitar que esta película tuviera su lanzamiento, ofendidas por
ofrecer una imagen sensacionalista de lo ocurrido allí un par de años atrás
(sin tan siquiera haber visto la película). Consiguieron más de 30.000 firmas.
Obviamente, los jueces se limpiaron el culo con estas peticiones como es normal
y lógico. Por otro lado, lo que consiguieron es darle a la película una
publicidad necesaria y gratuita que, sin ellos proponérselo, ha resultado
eficaz incluso al otro lado del océano. ¿Por qué se creen que yo he visto esta
película? Pues porque leí sobre el intento de frustrar el estreno de esta
mierdecilla en alguna estúpida web americana.
Por lo demás, nada de nada. Un cero a la izquierda. Una cosa
que si no se hubiera hecho nunca, yo creo que sería hasta mejor. Ya lo dice la
frase promocional: Algunos monstruos nacen, otros se hacen.
Dirige y guioniza un tal Shaun Hart, pero eso es del todo
irrelevante.