Todos los ingredientes a priori son cuanto menos sugerentes;
un “home invasión” con dopplegängers malvados acosando a una familia negra en
una casa playera. Y el como lidian con ellos es el grueso de la película. Pues
a pesar de las críticas positivas que ha recibido y de haber resultado un
taquillazo en su primer fin de semana, clasíficandose “Nosotros” como el más
rentable estreno de una película de terror en mucho tiempo —hechos estos que no
tienen por qué interferir en la calidad de la película en modo alguno— he de
decir, con todo mi pesar —porque tenía muchas esperanzas puestas en Jordan
Peele— que “Nosotros” es un rollo patatero, largo, tedioso, un muermazo, que
para mayor desastre muestra una incapacidad absoluta para crear una atmósfera o
algo parecido al miedo. A eso no ayuda la modernez que supone, por un lado,
componer una banda sonora que no es más que la deconstrucción de un viejo hit
de Hip-hop de los 90 (el “I got 5 on it” de los Luniz) o que en momentos de máxima
tensión el director se las apañe para que suene el “Fuck The Police” de N.W.A.
a toda pastilla, consiguiendo así, más que un efecto narrativo o estilístico,
una distracción para el espectador. Por lo demás, falla más que una escopeta de
feria. Y es que el principal problema de esta película radica en que Peele
tiene muy presente su primera película (de hecho, los mentideros de Internet
especulan con la idea de que ambas películas transcurren en un mismo universo)
y en lugar de querer hacer otra película distinta, pretende hacer la misma pero
con otros ingredientes. Es como si a una pizza de peperoni le quitas el
peperoni y en su lugar le pones judías verdes; el resultado, probablemente sea
comestible porque la base es sólida, pero no necesariamente tiene que estar
rico. Con lo cual, nos pasamos más de una hora deseando que la película se
acabe.
Al margen de eso, y para seguir tendencias, al arranque que
amenaza con buenas dosis de postmodernismo (que por suerte no llega a
eclosionar) hay que destacarle extraños guiños ochenteros en forma de cintas de
VHS que van desde “C.H.U.D” o “Un genio con dos cerebros” a obviedades
como “Los Goonies” y “Pesadilla en Elm
Street”, así como el “Thriller” de Michael Jackson. Guiños, extraños o no, que
puestos ahí concienzudamente, se quedan en la mera presencia de objetos en
pantalla si tenemos en cuenta que, por otro lado, para poner en situación a sus
actores, Peele les hizo ver, a la Lupita
Nyong’o y al Winston Duke, películas de terror como por ejemplo “Babadook”, “It
Follows”o “Déjame entrar”, todas pretenciosas muestras del terror actual más
sofisticado y repetable, por lo que, como autor de películas de terror, está
claro que Jordan Peele no acaba de aclararse. Una pena. ¿Remontará con la
siguiente? Y es que, aunque está claro que se siente la mar de a gusto en su
rol de comediante reciclado a director de cine de terror, me temo que donde
quizás podamos ver a un Jordan Peele en plena forma, sea en una comedia. A
saber, que tan solo ha hecho dos películas.
Y si me permiten el apunte racista, en el cine de terror, en
atmósferas oscuras, los negros quedan fatal: no se les ve.