sábado, 19 de octubre de 2019

EL ÚLTIMO PATRIOTA

Hablar de "El último patriota" significa hacerlo del principio del fin de la carrera de Steven Seagal. Su primera película pensada directamente para el mercado del vídeo de los Estados Unidos (aunque sí llegó a estrenarse en salas españolas). Ya cuando le damos al "play" y no vemos el logo de "Warner Brothers", nos entra el acojone. Y luego, en la dirección, aparece un tal Dean Semler, reputado profesional de la fotografía pero que, como director a secas, no tiene ni ha hecho gran cosa. Semler no es Andrew Davis, Dwight H. Little o John Flynn. Incluso podemos ser más sibilinos y decir que Semler no contaba con los encorbatados ejecutivos de la "Warner" para decirle cómo hacer su película. De otro modo no se explica que, contando con tantos elementos atractivos, "El último patriota" sea un producto que no arranca ni a hostias. Veamos.
Un pueblo de la américa profunda se ve afectado por un terrible virus mortal cuando un ultra patriota, de aquellos que cagan del color de su bandera, lo suelta sin saber muy bien lo que está haciendo. Suerte del médico local, Steven Seagal encarnando algo que no sea policía o ex-militar (a pesar de su talento para la lucha cuerpo a cuerpo y el uso de armas. Aquí no te explican cómo ha adquirido tales dotes), que con distintos remedios jipis salvará a todo el mundo (sí amigos, el panfletismo ecologista duele) y acabará con los malos.
Hostias y tiros los hay, pero tardan mucho en asomar. Cuando lo hacen, molan. Y son lo suficientemene brutos y sangrantes, pero la cantidad es escasa. Abunda más el bla, bla y ver a Seagal currando en el laboratorio en busca de un antídoto redentor, situación y posición esta en la que resulta harto poco convincente. Además, el film carece de ritmo, de tempo. Es lento, farragoso y soso como una cocacola sin azúcar. Es una peli muerta a pesar de la presencia de Steven Seagal. Entonces. ¿a quién podemos culpar de ello? pues a la falta de presupuesto y el limitado talento de los implicados. No hay otra.
De hecho, mi pareja la comparó muy sabiamente con "La casa de la pradera", porque los momentos campestres cursis y ñoños son unos cuantos, a los que contribuye la hija pequeña que le cuelan a Seagal, interpretada por Camilla Belle, que luego se haría mayor, criaría tetas y asomaría el jeto en el remake de "Llama un extraño".
Como decía, esta aburrida y mediocre película marca el inicio de la decadencia del actor. Luego iría incluso a peor, tanto como para terminar siendo dirigido por Fred Olen RayDesde luego, la palabra "último" en el título español fue todo un presagio.