Miramax en su momento de mayor esplendor, sin dejar de lado
los proyectos independientes más por el que dirán que por otra cosa, da luz
verde a un ambicioso proyecto documental por parte de Peter Spirer, hoy
prestigioso documentalista especializado en Hip-Hop, que se embolsó con este
“Rhyme & Reason” más de un millón de dólares proyectando su película en
cerca de 300 salas. Puede parecer un hito para una película documental sobre
rap, pero para Miramax no era sino calderilla.
La gracia del asunto está en que, en el documental, se
entrevista a toda la plana mayor del
Rap de los 90 cuando este está en su mejor momento, con lo
que van circulando por pantalla casi todos los artistas relevantes de la
escena, cosa que está muy bien ¿Qué es lo que no está tan bien? Pues que como
son un montonazo, al final cada uno de ellos da una o dos declaraciones y el
resultado es un batiburrillo de raperos dirigiéndose a cámara y diciendo cosas
relacionadas con el rap, pero nada verdaderamente relevante. Por eso mismo, a
la fuerza, el ritmo va a una velocidad tan de vértigo, con planos de apenas
segundos, que al espectador no le da tiempo a asimilar lo que está viendo.
Mucho rapero contando sus cosas.
“Rhyme & Reason” es un documental bastante mediocre que
no cuenta nada. El guion es pobre y los raperos hablan de su actual estatus, de
sus turbulentos pasados y del papel que desempeña en dinero y la violencia
dentro de esta cultura, pero lo hace todo de soslayo, muy por encima, tirando
de irritantes clichés y sin nada importante o innovador que mostrarnos. Y
aunque en el montaje se procura aglutinar todas las declaraciones de los
artistas en bloques, lo que aquí tenemos es una especie de álbum de cromos con
tus raperos favoritos. Por momentos, el documental roza el aburrimiento.
Sin embargo funcionó bien porque era la primera vez que una
productora poderosa apoyaba una película de estas características, aunque solo
fuera para cubrir el cupo de los independientes mientras se gestaban los
tejemanejes varios en los que estaba metido Harvey Wenstein con películas como
“Shakespeare enamorado”. Puro material de relleno.
Por otro lado, “Rhyme & Reason” es una muestra de lo que
cualquier película documental puede conseguir amparada por una compañía
potente, porque la crítica fue unánime con críticas positivas, cuando la
realidad es que estamos ante un documental torpe, descuidado y sin ningún punto
de partida ni conclusión claro.
Spirer, que incluso dio el salto a la ficción con una
película también ambientada en círculos Hip-Hop, “Just Another Day”, sobre
raperos que compiten en batallas de emcees, consiguió su mayor cota de
reconocimiento con una serie de documentales sobre piques entre raperos, con la
narración de Ving Rhames, titulados “Beef”. Por lo que se ve, el tipo estaba
obsesionado con las aquí conocidas como “batallas de gallos”.
Muy mediocre y sin nada que aportar al género. Pero por
verle los caretos a Cypress Hill, Ice-T, Nas, Dr. Dre, Kurtis Blow, Guru y E-40
entre otros, pues tampoco pasa nada.