También podíamos achacar el fracaso de esta tercera entrega,
simplemente, al hecho de que se trata una película horrorosa de difícil
visionado. Pero lógicamente, todo influye.
Esta vez, la fiesta en casa se traslada a una despedida de
soltero, la de Kid que se va a casar, pero no con su novia de siempre, si no
con otra nueva. Esto sirve para que, deliberadamente, la película despedace el
argumento de “Despedida de soltero” en el sentido que, la novia de Kid no se
fía de lo que haga en esa despedida, Kid no cae bien a la familia de esta, y
una serie de malentendidos servirán para que ella acabe casi rompiendo con él,
cuando aparece en escena su antigua novia. Vamos, lo mismo que pasa en
“Despedida de soltero”. Pero como al final todo en “House Party” son tramas
entrelazadas, por otro lado tenemos a Play, que ahora ha prosperado como
promotor musical y que tiene en su haber dos grupos con los que se mete en un
enredo de promotores, contraros musicales y deslealtades con el que el espectador
se hace la picha un lío de lo mal explicado que está, en una película que desde
el minuto uno debería ser simplona. En cualquier caso todo lo que ocurre es
irrelevante y la cosa acabará bien, con los minutos finales ambientados en la
exitosa fiesta en casa que da título a la franquicia y la boda que, finalmente,
se celebra.
Probablemente una de las películas más insalubres que
existen. No hay por dónde cogerla.
Naturalmente, las buenísimas críticas que acompañaron a la
primera entrega, esta vez se tornan absolutamente feroces destacando entre
todas ellas una de un crítico de Newsweek que, bajo pseudónimo, se preguntaba
si esta película no era la obra de un deficiente mental.
La gran ausencia de la película es la de Martin Lawrence,
que tras ser el alivio cómico de las dos entregas anteriores, aquí no hace acto
de presencia, siendo sustituido por una especie de sosias que, interpretado por
David Edward, responde al mismo arquetipo instaurado anteriormente por
Lawrence. Para diferenciarlo de aquél, esta pasa llamarse Stinki. Lawrence
estaba ya triunfando por todo lo alto con su sitcom “Martin” y, obviamente,
rechazó aparecer en esta tercera película. Por otro lado, y ya que hablamos de
negros célebres, tenemos en un papel muy secundario a un emergente Chris Tucker
que debutaba en esta película. También tenemos por ahí, en un cameo, a Gilbert
Gottfried que rodó su escena en el aeropuerto mientras esperaba un vuelo.
El deficiente mental —según Newsweek— que dirigió este trozo
de mierda, que entre vídeoclip y vídeoclip, le dio tiempo a rodarse esto y
¡milagro! otra película más titulada “Breaks” sobre un blanquito que tiene que
sobrevivir en un ambiente negro.
“House Party III” sería la película que cierra la trilogía
cinematográfica, aunque en 2001 se rodaría “House Party 4: Down the last
minute” en la que Kid ‘N Play ya no tienen nada que ver y en la que el
protagonismo recaería en los componentes de Immature ya presentados en esta
tercera parte, mientras que, ya en 2013, unos Kid’ N Play ya cincuentones
regresarían en sus mismos papeles, esta vez como secundarios, en “House Party:
Tonight’s the night”. Estas dos secuelas fueron concebidas directamente para su
explotación en vídeo y plataformas digitales. Quizás más adelante, si llego a
localizarlas, puede que, si me entra el punto, las comente por aquí.