Nos remitiremos a hace más de 20 años, cuando las
televisiones nos bombardeaban con la historia de Luixy Toledo, para muchos un
freak mediático sin más ni más, para mí, uno de los más genuinos e interesantes
músicos outsider que ha dado la piel de toro.
Luixy, se hizo tremendamente popular a finales de los
90, gracias a una serie de fantasías que contaba en todo tipo de programas, ya
fueran divulgativos o de prensa rosa, en las que hablaba de su famosa piedra de
Marte entregada por la diosa Xylan o, sobre todo, por el plagio que
supuestamente hizo Michael Jackson de una de sus canciones, “Exorcismo”. Tenía
más fantasías de este tipo, pero ahora mismo no las recuerdo.
Obviamente, no hace falta decir en pleno 2020 que
todos estos cuentos no eran más que inventos que el músico, en su afán de
conseguir algo de notoriedad y llamar la atención de la industria musical,
ejecutaba con total dedicación delante de las cámaras. Y le salió bien la cosa.
Obtuvo celebridad, aunque sólo fuera porque le llevaban a los platós cubriendo
así el cupo freak de rigor que era menester en las parrillas televisivas de
aquellos años. Pero la bola se hizo grande y, por pura repetición, y harto seguramente
de su fama de freak que, al contrario de lo que pensaba, no influía positivamente
en su carrera como músico —que es lo que realmente Luixy anhelaba—, un buen
día, en no sé cuál programa, Luixy reconoció que todas esas historias de Marte,
de la diosa Xylan y demás, no eran más que un cuento chino. Sin embargo, el
asunto de que “Thriler”, no era más que
un plagio de su “Exorcismo”, lo mantuvo y defendió con uñas y dientes a lo
largo de los años. Y hasta hoy.
Luixy Toledo llevaba ya unos años fuera del circo mediático;
ni creo que durante este tiempo le interesara exponerse como se expuso a
finales de los 90, ni creo que en la televisión de los últimos 10 años hubiera
lugar para él, amén de que el chicle tampoco se puede estirar más, máxime
cuando reconoció que eran todo invenciones. Por eso, me resulta cuando menos
sorprendente que en pleno 2020 alguien haya decidido hacer un documental sobre
el bueno de Luixy.
“El hombre que pudo salvar a Michael Jackson por
segunda vez”, nos presenta un poco por encima a Luixy Toledo para, acto
seguido, dar una mirada posmoderna —e incluso condescendiente— de todo lo
relacionado con el plagio que supuestamente hizo Michael Jackson a nuestro
Luixy, en lo que es una entrevista en profundidad al artista. Luixy, da su
versión de los hechos (que ya hemos escuchado 20 millones de veces)
extendiéndose todo lo que le da la gana y metiéndose tan a fondo en su relato
que incluso, un par de veces, llega a emocionarse rompiendo a llorar, ya sea
recordando amigos del pasado que ya no están, ya sea narrando la injusticia que
supone que Jacko nunca reconociera el plagio.
Se habla brevemente sobre sus inicios con su banda
“Los Alacaris”, como para compensar, y se reincide, una y otra vez, con el tema
de Michael Jackson. Pero ni por asomo, se le da importancia ni a una cosa más,
ni repara en la música de este extraño artista que tiene composiciones como
para llenar una maleta. Y todas súper bizarras y divertidas.
Así, “El hombre que pudo salvar a Michael Jackson por
segunda vez”, lejos de hacer un retrato completo de Luixy Toledo, en lugar de
ofrecer algo original, se convierte precisamente en uno más de esos programas
sensacionalistas que se ríen del tonto. Va a dar carnaza, punto. Se pretende
dar una imagen moderna y alejada de
aquellos programas, pero al final es lo mismo, sólo que escudado con el uso del
HD, del travelling y un saturado etalonaje marcapaquete, que a la hora de
sentarme a ver un documental sobre Luixy Toledo me importan un carajo. Sólo se
quedan en la superficie. Con lo interesante que es Luixy más allá de esas
fantasías. Al final, lo menos importante de su, ya larga carrera, es
precisamente lo que cuenta, hasta la exasperación, este documental.
Por supuesto, en los créditos finales, los
realizadores se despojan de toda responsabilidad alegando que ellos no se hacen
responsables de las declaraciones del entrevistado. Muy valientes.
Sin embargo, de ritmo anda bien, está servido todo con
dinamismo, incluye animaciones que ilustran las transcripciones de los juicios
a los que Jackson se enfrentó acusado de plagio, o que narran otra de las
historias fantasiosas de Luixy (aquella en la que dice que él sirvió, en una
antigua reencarnación, a Michael Jackson en el siglo X), y sólo dura una hora,
por lo que, formalmente, y más si no se tiene un conocimiento previo sobre
Luixy Toledo (como a estas alturas es bastante probable), está entretenido y se
echa un ratillo. Pero nada más.