sábado, 19 de diciembre de 2020

REPO MAN

Alex Cox entra directamente en esa poco grata lista de cineastas de los que creía ser fan pero a los que, en el fondo, únicamente admiraba como concepto. Ciertamente, creo que nunca disfruté del todo ninguna de sus películas. "Walker" tenía gracia con todos esos anacronismos. Y "Directos al infierno" molaba por su naturaleza improvisatoria. También estaban un rato bien los traqueteos de cámara de "El patrullero". Pero siendo honestos, ninguna me parecía genuinamente cojonuda. La idea de un director de cine de supuesta sensibilidad punk, especialmente interesado en hablar de punk y meter a punks en sus películas, era demasiado jugosa como para darle la espalda (aunque viendo la pasable "Sid y Nancy" costara creerlo, con todas las incongruencias "punkistas" y todos esos punks medio retrasados, totalmente adscritos al estereotipo propio del desinformado y que parecen dibujos animados). ¡¡Tenía que molar, cojones!! Y me esforcé mucho en aprender a apreciarlo. Sin éxito. Aunque, tal vez, la mayor frustración era no lograr conectar con la que, se suponía, era su película más venerada y popular, "Repo Man". La vi varias veces, pero siempre me aburría mortalmente. Así que, como suele ser habitual, decidí aprovechar el paso de las décadas para darle una nuevo muerdo.
Otto es un "punk blanco de suburbio", como él mismo se define, sin demasiadas perspectivas en la vida. Un día es liado por un extraño para que mangue un coche ajeno. O, mejor, lo recupere. A partir de ahí, Otto entra a formar parte de los llamados "repo men", tipejos de mala vida especializados en agenciarse por la fuerza automóviles con letras impagadas por sus propietarios. Entonces aparece un coche por el que todo el mundo está dispuesto a matar, uno que en el maletero oculta los cadáveres radioactivos de unos extraterrestres. Otto decidirá hacerse con el, cueste lo que cueste.
Pues mira que puse toda mi atención... pero nada, me sigue pareciendo una peli aburrida, con una historia tontaina que se desarrolla pesadamente, sin rumbo. Incluso los diálogos, que tienen fama de ingeniosos, me sonaron a ristra de chorradas. Así que, confirmado, no me mola "Repo Man". Al final, lo único que me produjo algo de gustirrinín fue, tal y como pasó cuando la consumí siendo chaval, toda la parte "punkista", es decir, la banda sonora. Oír el "Coup D´Etat" de los "Circle Jerks" y verlos interpretando graciosamente una versión "loungue" de su "When the shit hits the fan" vestidos con traje de Domingo. Lo demás, comida pa los cerdos.
A partir de "Repo Man", la carrera de Alex Cox fue desinflándose de manera exponencial. Se metió demasiado en el papel de anarquista / anti-sistema / anti-hollywood y comenzó a encadenar cagada tras cagada. Fracaso tras fracaso. Tal vez el más gordo fuese no aceptar la oferta para dirigir "Robocop" por considerarla fascista!!!. Gesto este que dice mucho de su poca imaginación y limitado talento cuando, en manos de Paul Verhoeven, un director igual de radical políticamente, sino más, se convirtió en una auténtica obra maestra, un blockbuster transgresor que hacía chufla / parodia inteligentemente de todo ese supuesto fascismo de chichinabo propio de los actioners de la década. Por algo Verhoeven es un grandísimo cineasta y Cox... bueno, es lo que es. Acabó poniendo el ojete con "El ganador", peli en la que cedió a los designios comerciales de Hollywood para fracasar a lo bestia y, no solo arrasó con su propia carrera, también con la de Rebecca DeMornay, protagonista, productora e impulsora del proyecto. Hoy por hoy Alex Cox se dedica a la enseñanza audiovisual y dirige películas hechas con sus estudiantes. En 2009 osó incluso parir una cosa horrible a base de cromas cutres titulada "Repo Chick". Muy lamentable todo, ciertamente.