Por alguna extraña razón -que no creo sea racial- nunca he logrado conectar con el cine "blaxploitation". Ya saben, esos productos tan setenteros diseñados para satisfacer al hasta entonces olvidado público de color, convirtiéndolo en el protagonista, el héroe. Lo curioso es que, desde fuera, muchas de las tramas me resultaban muy atractivas, ya que hablaban de venganzas y tal, pero las maneras no conectaban conmigo. Les faltaba "algo".
De entre todos los intentos y decepciones destaca esta "Masacre", lucimiento para Jim Brown, uno de los rostros más reconocibles del subgénero. Supongo que con semejante título (traducción literal del inglés "Slaughter"), y una movida de revancha contra la mafia en manos de un tipo duro armado hasta la sobaquera, pensaba que iba a encontrarme con una versión negra de "El Castigador". Y no fue el caso. La olvidé tan rápido como la vi. Y, obvio, jamás me interesó un colín la secuela que esputó. Sin embargo, y por menesteres del destino, contamos con sus -coloreados! JA!- fotocromos (que parecen completos), y, oiga, tampoco íbamos a hacerles un feo...