lunes, 21 de marzo de 2022

555

La historia de “555” no es distinta, ni mejor, que la de la gran mayoría de los SOV facturados a mediados de los ochenta; con el auge del vídeo domestico algunas almas creativas vieron negocio en dicho formato, y se lanzaron de cabeza a rodar su propia película directa a vídeo, por supuesto, adscrita al género de terror que podría ser más rentable que cualquier otro. Y con esa idea Wally Koz reúne a un buen número de amigos y conocidos con el fin de rodar su película en vídeo.
“555” es un slasher de lo más trillado en el que un individuo vestido con atuendo hippie se carga a todo jovencito incauto que se encuentra por el camino, con el aliciente de que cuando mata a una fémina después se folla el cadáver. En la otra mano, un par de detectives investigan el caso llegando a la conclusión de que este asesino tan solo actúa los días 5 del mes de Mayo cada 5 años —por eso la película se llama 555—. Es un rollo macabeo que se compone en un 90% de conversaciones entre los distintos miembros de la policía que intentan  resolver el caso, y en un 10% por los asesinatos artesanales y los casi caseros efectos gore a base de látex y jarabe de arce que por otro lado están muy logrados, siendo la dueña de la función una vistosa y resultona decapitación que, además, sirvió para ilustrar la carátula. También destacaría lo pasmosamente en serio que la película se toma a sí misma, motivo este que la diferencia de otros SOV de la época sin duda más despendolados. Y poco más.
Sin embargo con el culto que a posteriori —como es natural en estos casos— ha suscitado esta película, parece que nadie ha parecido darse cuenta de que “555” es un precedente absoluto de “Seven” de David Fincher en versión cutre y salchichera; el argumento es francamente parecido y, en esencia, prácticamente cuenta la misma historia, amén del título numérico que hace referencia a la resolución del caso en el que se centra esta. Es decir, que si “555” se hubiera rodado con medios y un director solvente, y no con una vídeo cámara casera de aquellas que se cargaban a la espalda con Wally Koz & Family tras el proyecto, quien sabe… igual alguien acusaba de plagio a Fincher.
Como sea, ver “555” resulta una experiencia tediosa de cualquier forma.
Una vez rodada, Koz creó una productora a la que bautizó King Vídeo Distribuitors con el fin de mercadear con las cintas de VHS que había fabricado por todos los videoclubes de USA en los que había demanda de este tipo de productos. Sin embargo, al poco de poner la cinta en circulación, los estamentos gubernamentales se percataron de que Wally Koz no había calificado legalmente la película, motivo este por el que fue incautada y retirada de circulación, quedando en el mercado, durante el año 1988, únicamente 50 copias de VHS rulando por esos lugares de dios. En consecuencia “555” se convirtió en una película de culto por la que, durante años, se pagaban grandes sumas en todo tipo de subastas de coleccionistas. Por suerte o por desgracia, se puso fin a esta especulación gracias a la edición en DVD repleta de extras que en 2011 lanzó la gente de "Massacre Video" y con la que todos los aficionados al género pudieron comprobar con sus propios ojos lo rematadamente malísima que era esa película ignota de la que tanto habían leído u oído hablar.
Y fin de la historia… A Wally Koz le salió mal el negocio y no pudo mantener King Video Distribuitors. No volvió a rodar ni una sola película, aunque durante el trasiego sí que le dio tiempo a costear el material publicitario del que, en teoría, iba a ser su próximo proyecto, uno de eso imposibles crossovers que 20 años después se pondrían de moda entre los directores amateuroides yankees (recuerdo el “Freddy vs Ghostbusters” de Hank Branxtan, por ejemplo), y que llevaría por título, agárrense los machos, “Dirty Harry meets The New York Ripper”. Nunca llegaría a materializarse, por supuesto.