En "The Forest" no hay asesino enmascarado. Ni tampoco es un tipo medio salvaje que gruñe y gasta deformidades varias. Se trata de un ermitaño que, ante la necesidad de comer, asesina a otros seres humanos. Sí, practica el canibalismo, pero no esperen nada demasiado bruto. Nuestro asesino habla y se mueve como una persona normal. De hecho, parlotea con ¡los fantasmas de sus hijos! que rondan por el bosque huyendo del ¡¡fantasma de la madre que los parió!! una mala mujer que el ermitaño se cepilló tras ver como le ponía los cuernos descaradamente. Pobre hombre. Es decir, estamos ante un slasher con un leve efecto sobrenatural en la trama. En medio de todo este fregao se meten dos parejas anhelando reposo dominguero. No deja de ser gracioso y paradójico que me pusiera a ver "The Forest" huyendo como el demonio del cine de terror feminista y me encontrara a un par de churris que se piran de acampada sin sus maridos porque están hartas del rollo machirulo. Por suerte todo volverá a su correcto lugar cuando de noche, y tras presenciar al fantasma de la infiel esposa del ermitaño (otro divertido elemento anti-feminista. ELLA es la mala y recibe justo castigo), se arrepientan de haber dejado los penes en casa. Sin embargo, desconocen que estos decidieron seguirlas nada más partieron para la aventura, así que andan por el follaje buscándolas e intervendrán cuando más falta haga.
Como digo, la cosa va escasa en cuanto a horror, violencia, crímenes y sobre todo elemento gráfico. Pero así se hacían entonces, y uno lo jalea y aplaude. En su lugar, tienen unas cuantas canciones maravillosamente horteras, siendo esa sobre los peligros de perderse en el bosque de noche, canturreada "a lo Elvis", la más entrañable.
Don Jones, director y guionista, tiene en su haber varias peliculillas, todo explotación de manual, comenzando en 1970 con una de tirón sexy y terminando en 1991 con otra de terror por cuya caratula diríase es un vídeo pajero de Playboy. Palmó el pasado 2021. Descanse en paz.
Sí, claro, me aburrí con "The Forest" Es bastante coñazo y no aporta nada demasiado destacable. Sin embargo, aburrirse de este modo fue lo que yo llamo un momento dulce. Y espero repetirlo en breve. Mi cuerpo y mi mente cinéfaga lo necesitan con urgencia.
(*) Lo justifican escudándose en que, durante décadas, las mujeres han sido las víctimas en el género. La diferencia que todo/a/es parecen obviar es que en esos films el asesino se presentaba como algo totalmente negativo y terminaba castigado. En las películas actuales de mentalidad feminichungui, se presenta a las asesinas como heroínas cuyos actos son dignos de celebrarse. Ergo, no es lo mismo.