Recuerdo perfectamente cuando se estrenó esta película en España. Estaba distribuida por Columbia Pictures e incluso tuvo su promoción televisiva y, por aquel entonces, no es que fuera un seguidor del autor de “El Pepinillo”, Paul Mazursky, pero sí estaba familiarizado con él gracias a films como “Un ruso en Nueva York” o “Un loco suelto en Hollywood”, así que “El Pepinillo” formaba parte de mis apetencias en el ya lejano año del Señor 1994, que fue cuando se estrenó esta película en nuestros cines.
Cuando por fin tuve tiempo para ir a verla, quizás una semana después, ya había desaparecido de la cartelera. Posteriormente, no la llegué a ver a disposición en alquiler en mis videoclubs habituales, aunque sí que fue editada en dicho formato; de hecho para convertirlo en un producto más vendible se modificó el póster original con un montaje chapucero (el del cartel adjunto) al que se le añadía una señorita en ropa interior que en realidad no aparecía en la película y una frase promocional totalmente engañosa que rezaba: “Harry Stone está atravesando una crisis… es francesa, de 23 años y con un cuerpo tremendo”, como si se tratara de una de esas películas de cana al aire en las que un tipo maduro se enrolla con una jovencita. Algo de eso hay, pero en absoluto es el tema principal sobre el que gira la trama. En realidad trata sobre un director de cine de cierto prestigio al que le ha ido muy bien hasta que sus tres últimas películas han resultado ser un fracaso financiero. De este modo, se ve obligado a aceptar rodar una estúpida película comercial en la que unos granjeros dedicados a los pepinillos, cultivan uno tan grande, que acaba resultando una nave espacial que les llevará a surcar el espacio hasta llegar al planeta Cleveland, uno casi exacto a la tierra en el que sus habitantes solo comen carne y viven hasta los 50 años. Para él la película que ha rodado es una basura, por lo que, los días previos al estreno visitará a sus seres queridos porque tiene un plan si fracasa. Por otro lado, tendremos flashbacks a la infancia del director, así como veremos en momentos puntuales secuencias de la película dentro de la película, que se titula asimismo “El Pepinillo”.
La cinta tuvo muy poca visibilidad en su momento —y cuando por fin pude verla en la era de Internet ya había perdido el interés por Mazursky. Luego lo recuperé— Es el mayor fracaso de su director: Apenas logró recaudar 85.000 dólares en los USA. Nada, no la vio absolutamente nadie. En España logró un total de 35.000 Euros, poco más de 12.000 espectadores, que no es poco si tenemos en cuenta lo que recaudó en su país. Pero esta película hundió a Mazursky. En consecuencia, decidió no volver a dirigir guiones propios, no fuese esa la causa del resultado de esta mala película.
Pero ¿es tan mala “El Pepinillo”? Buena no es, pero tampoco es un espanto. Es simplemente una película del montón y muy en la línea del tipo de tragicomedias que venía ofreciéndonos Mazursky desde el principio, ni mejor ni peor, simplemente no supo conectar con su público. Un poco lo que le pasa al director protagonista de la película interpretado por Danny Aiello. También se dice que es ligeramente autobiográfica y que se basa en el momento que, como autor, atravesaba el cineasta en esos momentos. De la manera que sea, es una película que se deja ver perfectamente.
Hay que destacar asimismo, que llegó a nuestro país durante la huelga de actores de doblaje que propició que, mientras los estudios habituales de Madrid y Barcelona no trabajaran, pequeños estudios de Galicia se encargaran de doblar las producciones de las majors, de este modo “El Pepinillo” cuenta con un doblaje en castellano absolutamente horroroso (como lo eran, por ejemplo, los de “El último gran héroe” o “El abogado del diablo”) y no le hace justo honor a la película.
En el reparto Aiello apenas sale de plano, pero le secundan Shelley Winters, Jerry Stiller (padre de Ben), Chris Penn o el mismo director, mientras que la película dentro de la película, tiene cameos para actores y actrices de la talla de Ally Sheedy y, sin acreditar, Griffin Dunne, Dudley Moore e Isabella Rosellini.
“El Pepinillo” es una correcta película que si no fuera por la mala copia que rula por el ciberespacio, lo más probable es que se perdiera en el tiempo debido al poco interés general que hay por preservarla. Y sería una pena.