Patric C. Taladriz a día de hoy se dedica al audiovisual en el campo de los comerciales trabajando para varias empresas de todo tipo, así como realizando vídeoclips de artistas de rap que requieren sus servicios. Asimismo durante la década 00, era un habitual del documentalismo de hip-hop español, donde perpetró dos collages de cabezas parlantes que llevaban por título “Spanish Players” y “Spanish Players 2”, y que consistían, básicamente, en mostrarnos a la plana mayor de la escena nacional metidos en su papel hasta el fondo, dándose cera.
Del mismo modo, fue el encargado de llevar a buen puerto el documental sobre el emcee sevillano Toteking, que estando en el cenit de su carrera, allá por 2006, despuntaba en una escena incipiente —y atolondrada— que le valió cierto estatus y miles de seguidores. Era, pues, el momento oportuno para estrenar un documental que, tras su paso por Festival Internacional de Cine Documental Música (el In-Edit) de Barcelona, fue lanzado en DVD por la propia discográfica del artista en su afán por rascar algo al margen de los discos.
Y el documental, en definitiva, tiene poca razón de ser. Tosco, autocomplaciente, y simplón. De estilo, estructura y edición propias del amateur más interesado en el audiovisual con respecto al rap que en lo concerniente al cine, “Tengo que volver a casa: The documentary”, no cuenta absolutamente nada relevante. Una enorme chupada de polla (que ni siquiera acaba en corrida) en la que amigos, artistas afines y gente del entorno de Toteking cuentan a cámara las virtudes (muchas según estos) y defectos (cuatro cositas sin importancia, también según estos) de un emcee que, resultón como es, no tiene nada de especial. El arquetipo del rapero español que, si bien puede soltar de vez en cuando un par de punchlines efectivos e ingeniosos en sus canciones, no deja de ser la consecuencia del desbarajuste que, en resumidas cuentas, es en sí la escena del rap español. Toteking sería de los pocos que consiguió hacer del rap su medio de vida.
Al margen de las consideraciones que pueda yo hacer del artista, el documental es fallido desde que comienza, con esos ramalazos de ficción mal construidos, aburridos y faltos de tempo, hasta lo insustancial de todo el asunto. No hay nada que contar, tampoco hay material para montar y todo resulta un mejunje de escenas, con grabaciones caseras de la gira en la que el rapper se encontraba inmerso, y una serie de declaraciones que parecen estar siguiendo un guion, que no aportan mucho más allá de dejar el ego de Tote más o menos satisfecho.
Por otro lado, hay segmentos del documento que hacen pasar vergüenza ajena, sobre todo en lo concerniente a cómo se divierten Toteking y sus secuaces tras los conciertos, en el hotel, vaciando extintores, dando puñetazos a las paredes del backstage, destrozando habitaciones y comportándose como verdaderos mastuerzos. Si la incursión en la cinta de estos segmentos consiste en que el espectador vea lo "cool" que son Toteking y su cuadrilla, haciéndolos pasar por auténticas rockstars, se consigue el efecto contrario y, por momentos, dudamos de si estamos viendo un documental sobre músicos o sobre salud mental. Más patético es ver en escena al manager de Toteking de aquella época, Martin Boragno, diciendo a cámara que ese comportamiento es el “típico desfase después del bolo en un hotel, cosas que pasan en la carretera, en el rock, en el rap…”…ni que se tratase de los Rolling Stones.
En definitiva, un documental vacío que muestra una época de bonanza del rap español y un retrato de uno de los individuos que peor espina me dan dentro de la escena, haciendo aquí sus primeros alardes de megalomanía.
Ya, al margen del documental, dicen que ToteKing ha demostrado ser incoherente con su discurso, tras pasar por Turquía y ponerse implantes, como si de una Pamela Anderson atormentada con el físico se tratara. Pero eso son solo rumores sin contrastar.
Fuck rap español.