Otro de esos films españoles a medio camino de ninguna parte, tan propios de la década 00, sería este “Cuba libre” que si bien su paso por las pantallas fue efímero, mediáticamente sí tuvo algo de revuelo al tratarse de una de las últimas películas que protagonizó José Luis López Vázquez. Sin embargo, esto es un pequeño despropósito desprovisto de gracia que se saldó con una asistencia de tan solo 53.000 espectadores a las salas donde se estrenó.
Cuenta la historia de un grupo de ocupas capitaneado por un anciano de 80 años, que realizan sus actividades culturales en la casa que mantienen ocupada. Durante la celebración del cumpleaños del anciano, son desalojados, por lo que, huyendo de la policía, acaban introduciéndose en la embajada cubana, justo el día que Fidel Castro convoca elecciones democráticas. Ante la confusión reinante, se cerrarán las puertas de la embajada, dando pie a distintas situaciones entre los funcionarios y los ocupas.
Durante poco menos de una hora y cuarto, el espectador es testigo de una sucesión de secuencias que, al igual que la película misma, no llevan a ninguna parte. No obstante, nunca nos aburrimos en demasía gracias a lo bochornoso de muchas de las situaciones que provocan risa involuntaria, y a la presencia de López Vázquez, ya muy mayor y cierta dificultad para recordar diálogos, pero da lo mismo, porque a cada aparición suya, la película mejora. Sin embargo, uno se lleva las manos a la cabeza con algunas elecciones de casting, porque no todos están tan dignos como él.
El director, Raimundo García, cuya filmografía la componen trabajos en los que ejerció de director de segunda unidad, ha hecho tres o cuatro cosillas dentro de las que se encuentran algunos capítulos de la serie “Al salir de clase”. De esta manera, el elenco completo de punks y perroflautas que protagonizan la cinta son interpretados por actores provenientes directamente de esa serie, con un perfil tirando más a pijo, por lo que resulta la panda de ocupas menos creíbles de la historia. Daniel Huarte, al que en la vida real situamos con camisas Spagnolo y cazadoras de caza, aparece aquí con guerrera militar ¡y rastas! de modo que parece un tipo disfrazado en carnaval, así como Rodolfo Sancho se casca un graffiti de estilo hiphopero (todos ahí confunden velocidad con tocino) que no le pega ni al personaje, ni al intérprete, ni a nadie con esas pintas de joven conservador. Pero más allá de eso, la película transcurre liviana, con la presencia de actores cubanos como el gran Ildefonso Tamayo o Kimbo en las secuencias de la embajada para, de pronto, terminar de una manera poco clara y abrupta, por lo que nos quedamos viendo los títulos de crédito y preguntándonos que demonios ha pasado ahí. Es, a todas luces, una película mal hecha.
A modo anecdótico, destacar las presencias en papeles importantes de Caco Senante, el cantante tinerfeño que durante la década de 00 hizo sus pinitos como actor, aquí interpreta a un alto cargo de la embajada cubana con un acentazo canario que ni tan siquiera se molesta en esconder porque es muy parecido al cubano, o Javier Gurruchaga, dando vida estupendamente a un comisario de policía implicado en el desalojo de la casa ocupa y que, casualmente, es padre de uno de los perroflautas.
En cuanto a Raimundo García, en el año del rodaje de “Cuba libre”, 2005, ya había dado por finiquitada una trayectoria encomiable como director de segunda unidad, y finalizaría su incursión en la dirección de films comerciales con esta cinta, no sin dedicarle poco después un documental al futbolista Quini, titulado “El brujo frente al espejo”.
“Cuba libre” sería una de esas películas españolas más malas que la quina, rodadas en los dosmil, de las que no se acuerda ni dios y vengo reseñando de un tiempo a esta parte. "Cuba Libre" no sería especialmente aburrida… pero le va a la zaga.