Cuando esta película era tan solo un proyecto, el título bajo el que se auspició fue “Meet me under the bed”. Por algún extraño motivo, acabó estrenándose como “Mundo Depravados” (al que se le añade el subtítulo de “The World of The Depraved”) que fue con el que, tras el redescubrimiento de la cinta en los 80 por parte de los fanáticos, se convirtió en una suerte de clásico del cine de bóveda.
Supongo que es su condición y escasa repercusión lo que hace que este film procese culto a posteriori, porque quitando un par de elementos que pueden llamar la atención —vistos con anterioridad en películas mucho más curiosas—, lo cierto es que, más allá de un par de gracietas tontas, “Mundo Depravados”, situada en algún lugar entre el nudie y el porno soft más desprejuiciado de los 60, no es una película que posea nada demasiado especial, ni creo que merezca todo ese culto. De hecho, de puro anodina, me extraña mucho que por según que círculos a día de hoy se la recuerde.
Un individuo ataviado con sombrero y media en la cabeza está asesinando a bellas damiselas cuando salen del gimnasio. Un par de policías llevarán a cabo una investigación para ver si dan con el criminal. Entre tanto, veremos alguna escena erótica, mucha striper luciendo prominente marca de bikini y tetas de todos los colores, olores, sabores y tamaños al mismo tiempo que el espectador es testigo de cómo la pareja de policías, que se encontrará con todo esto durante su trasiego, detiene la acción con el fin de ejecutar una notable variedad de chistes e imitaciones tontas sin venir a cuento, pero que, finalmente, se convierten en la razón de ser de la película. Y es que, sobre todo, “Mundo Depravados” es un vehículo para el lucimiento de los dos cómicos que interpretan a esos policías, Larry Reed y Johnnie Decker, ambos provenientes del mundo de los clubes nocturnos, ambos sin demasiada suerte en su profesión. Previamente pudimos verles hacer algo muy parecido en “Psycho a Go Go!” de Al Adamson, pero poco se prodigaron posteriormente más allá de apariciones episódicas contadas con los dedos en series de televisión y sus rutinas habituales en clubes de poca monta. Asimismo, y también del espectáculo nocturno, Tempest Storm, la protagonista (y única mujer que aparece vestida en toda la película), provenía del mismo ambiente nocturno que Larry Reed y Johnnie Decker, en calidad de bailarina burlesque y striper, si bien a posteriori su trabajo recibiría estatus de leyenda, dedicándose Storm al mundo del despelote durante más de 50 años.
Todos estos personajes, principales o secundarios, del mundo de la noche para adultos, no están en la película porque sí o por sus características en el espectáculo de variedades; resulta que por aquel entonces Tempest Storm era esposa del director de la cinta, Herb Jeffries, quien elaboró un casting compuesto por gente del circulo de aquella. Jeffries fue un actor de tercera categoría y cantante de jazz vocal en los años 30 y 40 que, en el meridiano de su carrera, probó suerte en la producción y dirección con “Mundo Depravados”. Pero el tipo es mucho más interesante, ya que nos podríamos referir a él como una suerte de proto-blaxploiter.
Mulato como era, durante su carrera se hizo la picha un lío con la cosa de la raza porque, según convenía, se consideraba blanco o negro. Su madre era blanca y, según él, su padre era español, portugués, negro e indio americano. Pero se descubrió que, en realidad, Herb Jeffries simplemente era un negro -de nombre real Howard Jeffrey- que se auto adjudicaba toda esta mezcolanza de razas para darse importancia.
Como fuera, fue protagonista en los años 30 de una serie de westerns dedicados al público negro de la época, en los que las tramas y protagonistas eran enteramente de color. Protagonizó cosas icónicas del subgénero como puedan ser “El vaquero bronceado”, “Two Gun Man from Harlem” o “La pradera de Harlem”. Vistas a día de hoy, son una experiencia descacharrante. Y esta locura de blaxploitation primigenio sería el punto álgido en la carrera de Jeffries cuando aún se consideraba negro. Todo lo contrario que cuando dirigió “Mundo Depravados” Para entonces se alisaba el pelo con una plancha, se lo decoloraba e iba por ahí diciendo ser blanco.
“Mondo Depravados” se estrenó y, poco después, Tempest Store y él se divorciaron.
La película tuvo su público natural de pajilleros y entes de mal vivir, y pronto quedaría relegada al ostracismo, por lo que Herb Jeffries se retiraría del mundo del cine apareciendo ya a modo de cameo para solaz de los especialistas en alguna que otra peli menor, dedicándose en cuerpo y alma, hasta su fallecimiento en 2014, a su faceta musical en la que, al igual que la película que nos ocupa, es una figura de culto.
En cuanto a “Mundo Depravados”, solo se trata de un nudie criminal un tanto guarrindongo con toquecitos cómicos, excesivo para según que cosas, pero tampoco como para rasgarse las vestiduras.