lunes, 19 de mayo de 2008

MUERTE A 33 R.P.M

Coge "El legado del diablo" (que a su vez era una copia de "Carrie", no hay que olvidarlo) y métele unas gotas (o un buen chorretón) de dos tendencias marcadamente ochenteras, por un lado la polémica del heavy metal con letras satánicas e inmorales que convertían a plácidos adolescentes americanos en locos o suicidas, y por otro, el apogeo que en aquel momento vivía Freddy Krueger y sus desmanes en cierta calle Elm. ¿Resultado?, este "Trick or Treat" de surreal, pero curioso, título Español.
Un jevillarro inadaptado y marginado por los pijos/guaperas del insti (su único amigo es el otro "nerd" del lugar) cae bajo el influjo satánico de su ídolo rockero Sammi Curr que, recién fallecido, lega al chaval un vinilo a través del cual se comunican. Entre ambos preparan una revancha contra los cabrones cachas que han estado puteándole a lo largo de su periplo académico. Sin embargo, lo que en principio son trastadas inofensivas, poco a poco van pillando un cariz bastante más chungo.
Dirigida por el habitualmente actor Charles Martin Smith (el feo, bajito y gafotas de "American Graffiti", "Los intocables de Elliot Ness" o "Starman") y producida por el todopoderoso Dino de Laurentiis, "Muerte a 33 r.p.m." cuenta con los oportunos cameos de Gene Simmons y Ozzy Osbourne (este segundo especialmente gracioso como reverendo anti-rock) y presenta a un malo que se desplaza y mata gracias a la electricidad, aspecto este que comparte con el asesino de la posterior "Shocker" según el padre de Freddy, Wes Craven (incluso su capacidad de introducirse en la televisión como quien se pone un condón). La diferencia entre la "star" de "Pesadilla en Elm Street" y este Sammi Curr es que el segundo carece totalmente de carisma alguno, y protagoniza una secuencia francamente ridícula marcándose un rocanrol en pleno baile de Halloween para, seguidamente, disparar rayos contra la audiencia a través de su guitarra (!!!). Aquí te ríes aunque esa no sea la intención de su realizador, sin embargo, cuando el humor sí está buscado aposta, resulta triste y nada divertido.
¡¡Ah!!, también por ahí aparece un monstruo demoníaco, pero no se sabe muy bien a cuento de qué, ni le volvemos a ver el plumero el resto de la peli. Remarcar que el prota está enamorado secretamente de una de las niñas del grupo de pijos, y al final logra conquistarla... ¡¡iluso!!, ¿pero no te das cuenta de lo que ello conlleva?, en un par de años te habrás cortado el pelo, vendido todos los discos de "Anthrax" y estarás currando en algún sitio que te impongan llevar corbata, ¡que si, hombre!.
Sin garra y bastante monótona, "Muerte a 33 r.p.m." no está muy claro de qué lado se pone, si de los que creen que el jevi es pernicioso, o los otros. A saber... a mi me da igual, porque ni me gusta esa música, ni me gusta esta película.