Acabo de ver, meses antes de que se estrene, la nueva película de Javier Fesser. Ante todo, dejar claro que el director cuenta con mi simpatía, y su opera prima EL MILAGRO DE P. TINTO, fue durante mucho tiempo una de mis películas favoritas.
¡ Que panzada de llorar me he pegado ¡
Cuenta la historia de una niña del Opus, que comienza a tener síntomas de una extraña enfermedad, que la deja paralítica. La niña es beata, beata, pero a parte, la educación de la madre, hace que esta lo sea aun mas, y empiezan a ver esa enfermedad, mas que como tal, como una bendición del cielo, Con lo cual, que se muera la niña, todos lo ven como un milagro. Pronto la iglesia se mete de lleno ahí con la intención de Santificar a la niña.
En realidad, se trata de un puñetazo en la cara, a todos los fanáticos religiosos y en especial al Opus, que esta película denuncia, sin cortarse, a la vez que busca las lagrimas del espectador. La polémica, va a estár servida.
Bien, debo ser un sensiblero nato, pues como he dicho antes, me he pegado mi ración de lagrimones, aun habiéndome aburrido con este visionado como una ostra.
Es una película extremadamente triste y extremadamente larga, con la que Fesser se desmarca del humor que hasta ahora le ha acompañado, y se pasa al dramón con tintes fantásticos ( hasta en una historia tan triste y sencilla como esta, Fesser tiene que hacer alarde de su fuerza visual y de los potentísimos efectos especiales... La niña sueña prácticamente durante toda la película, y ahí, se nos cuelan lo F/X), sin abandonar el estilo propio ( mamao de Jean Pierre Jeunet...) y buscando con esta pelis premios a punta de pala, que diría alguno de sus personajes.
Quizás la culpa de que esta película sea un coñazo, la tengan sus dos horas veinte de duración, durante los cuales, las escenas se repiten, y se repiten, y se repiten....
Pero vamos, que le intuyo una vida comercial mas que encomiable a la cinta y el beneplácito de la crítica y del publico. Y Goyas por un tubo, que para eso la ha hecho.
¡ Que panzada de llorar me he pegado ¡
Cuenta la historia de una niña del Opus, que comienza a tener síntomas de una extraña enfermedad, que la deja paralítica. La niña es beata, beata, pero a parte, la educación de la madre, hace que esta lo sea aun mas, y empiezan a ver esa enfermedad, mas que como tal, como una bendición del cielo, Con lo cual, que se muera la niña, todos lo ven como un milagro. Pronto la iglesia se mete de lleno ahí con la intención de Santificar a la niña.
En realidad, se trata de un puñetazo en la cara, a todos los fanáticos religiosos y en especial al Opus, que esta película denuncia, sin cortarse, a la vez que busca las lagrimas del espectador. La polémica, va a estár servida.
Bien, debo ser un sensiblero nato, pues como he dicho antes, me he pegado mi ración de lagrimones, aun habiéndome aburrido con este visionado como una ostra.
Es una película extremadamente triste y extremadamente larga, con la que Fesser se desmarca del humor que hasta ahora le ha acompañado, y se pasa al dramón con tintes fantásticos ( hasta en una historia tan triste y sencilla como esta, Fesser tiene que hacer alarde de su fuerza visual y de los potentísimos efectos especiales... La niña sueña prácticamente durante toda la película, y ahí, se nos cuelan lo F/X), sin abandonar el estilo propio ( mamao de Jean Pierre Jeunet...) y buscando con esta pelis premios a punta de pala, que diría alguno de sus personajes.
Quizás la culpa de que esta película sea un coñazo, la tengan sus dos horas veinte de duración, durante los cuales, las escenas se repiten, y se repiten, y se repiten....
Pero vamos, que le intuyo una vida comercial mas que encomiable a la cinta y el beneplácito de la crítica y del publico. Y Goyas por un tubo, que para eso la ha hecho.