Un grupo de soldados de incierta misión por Oriente Medio liberan a una especie de criatura que se encargará de joderles la vida, y logrará que terminen matándose entre ellos... más o menos.
De la casualidad de que el monstruo en cuestión es un Djinn, exactamente el mismo (o el mismo nombre) que el de la saga "Wishmaster". Naturalmente, "Red Sands" queda lejos de los despipotes de látex, gore y cachondeo de aquella, por ese mismo motivo, y por su notable condición de coñazo, esta no será (o no estará siendo) una reseña positiva. La historia, o su estructura, está más que sobada. Los efectos digitales son bastante horribles... el monstruo final, en todo su esplendor, resulta algo ridículo, y los sustos (también de orden digital) son malos malísimos. Irónicamente, el mejor efecto de "Red Sands" es uno que solo implica un juego de sombras.
El ritmo es brasas y se intenta dotar a la peli de una atmósfera de locura y desquicie que no afecta al espectador, únicamente le aburre más y ayuda a que no se acabe de enterar de nada. Total, que cuando acaba dices "Joder, menos mal!". Luego, investigando en imdb, uno descubre el origen de la nulidad de "Red Sands"... se llama Alex Turner, y su cargo es el de director. A este señor no se qué le han dado, pero todas sus pelis van rodeadas de una aureola como de respatibilidad del todo injustificada. Lo mismo ocurría con su anterior film, "Dead Birds" ("Gritos de muerte" en España), que era estructuralmente idéntica (otro grupo de soldados metidos en una casa y atacados por fuerzas del mal que usaban tretas "psicológicas"), igual de aburrido, con los mismos efectos digitales molestos y, esto ya es la bomba, sustos calcados de una peli a la otra (esa boca monstruosa...). Resumiendo, que la próxima peli que lleve el nombre de Turner en los créditos, ¡la evito!.
A nivel actoral solo conozco a J.K.Simmons... el J.J.Jameson de la saga "Spider-man" en un papel minúsculo.