Normalmente, siempre que me dispongo a hacer un visionado, y tengo frente a mis narices una película sobre un “psycho-killer” real, tiendo a una total predisposición y alegría, porque estas me suelen gustar siempre. Y “El hijo de Sam”, no podía ser menos. Eso si, me la pongo sin tener ni puta idea del asunto y, tras ver una introducción muy amateur, con imágenes y audios superpuestos, me quedo un poco perplejo y me pregunto a mí mismo ¿esto que cojones es…? Comienzan los títulos de crédito y lo comprendo todo a la perfección al ver quien dirige. Se trata de Ulli Lommel. Así que me cambio el chip, y veo la peli con la idea de enfrentarme a algo arty y contemplativo. Y veo eso, la historia de “El Hijo de Sam”, que en 1977 hizo temblar a medio Nueva York con sus asesinatos y cuando fue detenido, aseguró que el solo obedecía al perro de su vecino, pero todo ello pasado por el personal tamiz del extraño director, que yo no se si es un artista, o un jeta de cuidado.
Ahora, ¿Me ha gustado la peli? Pues si. A mi estos experimentos que mezclan el rollo mas artístico con temas mas propios del género, me la ponen gorda, y mas si como en este caso, estamos ante una producción tan pobretona, donde el sonido recogido por la propia cámara incluye el viento, de esa manera tan cutre. Se trata de Lommel (actuando también, como no) su vídeo-cámara y unos actores. Eso es todo lo que necesita.
La peli es una sucesión de planos de “El hijo de Sam” caminando por Nueva York, mezclado con ritos Satánicos, que tiran de imágenes superpuestas hasta la extenuación y las únicas líneas de diálogo, en la cárcel, con “El hijo de Sam” y su asistenta social dándole a la charleta, son las únicas parecidas al cine estándar.
No está mal. Pero no se esperen un "Dahmer".
Aprovecho para recomendar la película "Summer of Sam", lo mejor que ha hecho Spike Lee en su puta y negra vida, que cuenta las historias de gentes que andaban por allí cuando el asesino estaba suelto, pero que tampoco profundiza en la vida y acciones del asesino. A la espera de que se ruede algo digno, cualquiera de estas dos pueden cubrir nuestra curiosidad.