Como es de suponer, "Jake Speed, la aventura de África" está rodada con el presupuesto que las de "Indiana Jones" gastaban en el catering, y se nota, porque de acción hay más bien poca y nada demasiado espectacular. Sin embargo, en esta ocasión ello juega en su favor, porque al ser una historia con un poso "realista", y en la que continuamente nos cuestionamos su veracidad, ya está bien que el tema aventuroso no se les vaya demasiado de las manos y se centre más en los personajes y los diálogos. En realidad, la peli es un canto a la figura del héroe ingenuo e idealista, al bueno-bueno, sin matices, Jake Speed sabe que ya no quedan muchos como él, y se pasa el metraje proclamándolo. Vale, no se trata de ninguna maravilla, es entretenida por los pelos, pero sigo diciendo que el concepto al inicio expuesto resulta fascinante.
Nosotros en España también teníamos esa clase de héroe, uno que publicaba sus aventuras (narradas en primera persona) en novelitas de bolsillo y pocas páginas. Y eran mogollón. El "problema" es que se hacía llamar "Indiana JAMES" (les dejo la cubierta de una para que se hagan una idea). Muchas veces me pregunté qué pasaría si, como con "Jake Speed", el amigo James fuera real. ¿Se lo imaginan?, ¿para cuando una peli sobre él? (Aquí pueden dar con pistas al respecto).
Todo el encanto y el buen hacer de "Jake Speed, la aventura de África" se lo debemos en parte (ya que es co-guionista) a ese entrañable star de la serie B que es Wayne Crawford, de quien ya hablamos hace no mucho y que da vida al aventurero Speed.
En definitiva, un film muy majo especialmente pensado para aquellos a los que, como yo, les gusta soñar de vez en cuando. El final, fuera de ser previsible, está cojonudo y muy coherente con el resto de la función.