Alex Salgado es un individuo que me cae francamente bien, por lo que esta reseña corre el peligro de que se convierta en una soberana mamada de polla. De hecho, es que me lo he pasado tan bien leyendo el libro, que es más una mamada de polla que cualquier otra cosa. Y al que no le guste que se joda. Pero es que, sinceramente, me ha gustado un montón el libro, más que por el contenido, porque es de Alex Salgado. Lo que me gusta son sus frases, un tanto pedantes a veces, pero siempre sentenciosas, sus chascarrillos, su soberbia… en incluso el comprobar, como en algunos casos (estos son los menos), no se entera de nada y mete la pata hasta el cuezo, porque, menospreciar de esa manera el porno de Jesús Franco en pro del porno del que nos habla en el libro… es para darle dos hostias. Porque ni José María Ponce, ni pollas. Franco, en lo suyo está a otro nivel, así que no da lugar el que se le nombre siquiera. Franco, mal o bien, hacía (y hace) cine, estos ceporros, no.
Así que metámonos en faena, con lo que no comparto del libro, o lo que no me ha gustado… que luego sacaré mi salibosa lengua a pasear.
Bien, el porno es un ¿género? que detesto. A mi no me sirve ni para cascarme pajas. Del cine porno se las vocales (porque el abecedario completo, no se lo sabía ni el marqués de Sade), vamos, muy poco. Alguna curiosidad, algunas producciones… muy poco. Entonces, leyendo un libro que supuestamente habla de la historia del cine porno en España, descubro, que el gran comunicador, el excelso Alex Salgado, ¡No me descubre absolutamente nada!, Es más, el tío se pasa el libro entero despotricando sobre la bazofia de la que habla, sin complejo ninguno, y con dos cojones, porque se expone a que alguno de esos garrulos del porno, le parta la boca ante la fina ironía que se gasta… porque van a hacer malas interpretaciones, sus cerebros no dan más de sí…
Pero, insisto, todo esto poco importa, porque da gusto leer a Salgado, sus idas de olla (toda la parte inicial en la que nos cuenta las reglas que se impuso para la elaboración de este libro) son descabelladas, incluso poco creíbles y sobretodo innecesarias ¡son puro relleno! Pero ah, amigos… ahí está la gracia del libro. El relleno es mejor que el contenido. Te descojonas. Y lo disfrutas. Y vibras. Y no puedes dejar de leer.
El libro engancha. Varias son las veces que Salgado nos advierte que este no es un frío libro de datos y críticas, si no un libro que cuenta anécdotas y vivencias (¡¡¡Pero Salgado, la gente que compre su libro, seguramente busque un libro de datos!!!). Y ciertamente, no me sentí estafado. Es mucho mejor un libro que cuenta un poquito sobre el porno de este país, según los ojos y sentidos de Salgado, que el que inicialmente se nos propone. Sus ideas, opiniones, preferencias, todo ello alegremente distribuido en un montón de capítulos y secciones. Especialmente recomendables los pasajes en los que se hace un análisis de las formas de trabajar y las personalidades de las más destacadas figuras del porno patrio, así como una sección de reseñas, que aunque escueta, es exageradamente divertida. Se centra sobretodo en el porno más comercial, aquél protagonizado por gente ajena al mundillo como la Veneno, Poli Díaz o Dinio, o en las producciones más cutres y chabacanas. Pocas películas comentadas, pero ¿Para qué más? Y estoy de acuerdo con Alex; del poco porno español que yo he visto, destaco, sin lugar a ninguna duda (y además son las únicas pelis porno que conservo en VHS, porque además son las únicas que tuve) las protagonizadas por Poli Díaz. Buenas, en su despropósito, hasta decir basta.
En definitiva, creo acertar cuando digo que 24 CENTIMETROS, es un libro que el pornófilo detestará, pero que la gente inteligente y/o que pasa del porno, agradecerá, porque, aunque el Señor Salgado no tenga ni puta idea de lo que está hablando cuando nombra, dos veces, de manera despectiva a Pajares, Esteso, Ozores o Tip y Coll, el libro refleja ante todo, su personalidad, y de eso el Señor Salgado, va más que servido.
Bien, he sido objetivo. Ahora si, mi lengua que chupe. 24 CENTIMETROS, es una obra imprescindible. No quizás dentro de la bibliografía del porno, pero si en la de libros divertidos, desacomplejados, con cara dura, y repito, con tremenda personalidad. Alex, majo, eres un puto crack.
Me ha gustado más que su otra obra NO VIVIRÁS PARA CONTARLO. Que también estaba maja.
¡Ah! y el prólogo, por supuesto, es de nuestro Naxo Fiol...