El británico Pete Walker (que no Peter!!) es un personaje bien curioso que, con los años, ha quedado en el semi-olvido. Cineasta especializado en terror (y porno-soft, o sexploitation, o llámenle como quieran) activo sobre todo durante los años 70, dirigió su última película, la simpática "La casa de las sombras alargadas" (aquella que reunía a unos abueletes Vincent Price, Christopher Lee, Peter Cushing y John Carradine), el año 1983... y desde entonces no ha hecho nada más, salvo aparecer en algún documental o reportaje. Pero vamos, que vivo está. Resulta curioso que, a diferencia de los muchos "artesanos del terror" de antaño, Walker no haya intentado regresar, ni aunque sea por la puerta pequeña. En realidad la mayoría de sus pelis son un coñazo de órdago, ¿para qué engañarnos?, no llegan a los niveles zetosos de su compatriota Norman J. Warren, aunque por los pelos.
A Walker lo descubrí de jovenzuelo a través del "Fangoria" yankee y la primera de sus pelis que alquilé fue "Terror sin habla", o "Frightmare" en su país de origen, con una atractiva portada y una trama que prometía canibalismo y sordidez. Naturalmente el resultado me decepcionó profundamente. Aún así, seguí viendo aquellas pelis del Sr.Walker que cazaba en el video-club y, salvo la mentada "La casa de las sombras...", poco lograba complacerme. Hasta que un día alquilé "Los crímenes del ático" y, por alguna razón, se quedó grabada en mi mente. Un tiempo después volví a recordarla y la busqué, lo que me obligó a comerme otras obras del señor director y que, vamos, tampoco es que me hicieran muy feliz (como "Esquizofrenia", por ejemplo). Finalmente un día vi una reseña de aquel misterioso film desaparecido en un blog americano y reconocí un par de imágenes (una de ellas, una faz putrefacta repleta de gusanos, acabó en mi facebook),¡¡por fin!!, se llamaba "The Comeback" (igual que el título hispánico, vamos), año 1978. Cuando vi la caratula (esta que tienen por aquí cerca) todo terminó de cuadrar. Gracias a mi querido "brodah" la conseguí y ayer me la zampé, por fin, tras tantos años de dudas y dudillas.
Nick Cooper es un "crooner" -a mi me recuerda bastante a Scott Walker- que regresa a su Inglaterra natal y querida tras una prolongada estancia en Los Angeles. Además de cantante, también es un puto calzonazos. Dejó su carrera cuando se casó con una pava de esas manipuladoras y ahora que le ha abandonado, el muchacho quiere recuperar fama y gloria, para lo que se instala en un enorme y neogótico caserón regentado por un par de siniestros ancianos, donde piensa grabar su nuevo disco. Mientras ocurre todo ello, su ex visita el que antaño fuera el bonito ático de la parejita y, cuando menos se lo espera, aparece un intruso vestido de anciana, con una aterradora máscara y, a base de berridos y guadaña, se la carga en lo que es una secuencia bastante impactante y truculenta (antes de su aparición, la falsa abuela va siempre acompañada de unos inquietantes aullidos). De todo esto el prota, ni papa, que sigue a su rollo, liándose con la secre del jefe y, eso sí, oyendo por las noches extraños llantos y gritos. Incluso llega a toparse con un cadáver putrefacto sentado en una silla de ruedas. ¿Se estará volviendo locuelo, o tanto la asesina de la guadaña como los momentos "Cuarto Milenio" van conectados?, ¿quizás alguien intenta hacerle perder la razón?. Caray, cuanto misterio (y cómo se nota la influencia de Dario Argento... ¿un cantante moderno enfrentado a unos crímenes bien sangrientos perpetrados por arma blanca?. Bien debió de liarla Argento en las Inglaterras cuando también Norman J. Warren plagió su "Suspiria" con "Terror", "El ente diabólico" en Espaing).
Pues sí, compañeras y compañeras, el buen regusto que conservaba del primer visionado adolescente de "Los crímenes del ático" estaba justificado. La peli funciona, y bastante bien. Toda ella va repleta de enigmáticos enigmas que te mantienen en vilo hasta el final, que es cuando se aclaran... y aunque el motivo del asesino, a pesar de ser potente, está un poco puesto ahí con calzador, lo perdonas, lo perdonas porque, de mientras, lo has disfrutado bastante y, más importante aún, has gozado de algunos muy leves pero significativos momentos de sutil escalofrío. Repito que la imagen de la vieja asesina funciona muy bien, y cada una de sus apariciones viene acompañada de una descarga en el espinazo. También molan las escenas en las que el cantante se pasea por el caserón, de noche, intentado descubrir el origen de los acojonantes llantos y berridos... sin mencionar cuando le conducen hasta el sótano y... en fin, mejor lo véis.
Muy británica toda ella y muy de los 70 (esos peinados, ese look, esas ropas, esas canciones deliciosamente horteras...), "Los crímenes del ático" no termina por ser ninguna obra maestra, ninguna maravilla ni título imprescindible del terror, pero sí una cosita bien maja y bien válida que merece verse... y, seguramente, la mejor peli de Pete Walker. Al menos de las que yo he visto, sí, sin duda.