Sin embargo si ahondamos un poco más, el afirmar cual sería
el primer “Slasher” que se rodó, o de
que año es, es un tanto osado, porque desde que el cine de terror es cine de
terror, siempre aparecen referencias que pueden hacernos pensar que tal o cual
película es el primer “Slasher” de la historia, como es el caso de esta
“Cuchillos para damas” de 1973, y seguro que hay muchas más referencias en años
anteriores.
Conocida internacionalmente con el título “A knife for
Ladies”, cuando apareció en vídeo, según la edición, se titulaba “Silent
Sentence” o más bizarro todavía, “Jack The Ripper goes West”.
En España cuenta con varias ediciones en las que
varía el título de plural al singular, titulándose “Cuchillo para
damas” en la mayoría de ellas, y “Cuchillos para damas” en la que yo creo que
es la oficial.
Ahora, ¿Qué es lo que llama la atención de este “Slasher”?
pues que transcurre en el lejano Oeste, dato este que me parece harto
original.
El argumento es la mar de sencillo: En un pueblo del Oeste,
aparece un individuo que se dedica a asesinar prostitutas. El Sheriff del
condado y un detective intentarán descubrir quien es, mientras el asesino da
cuenta de toda puta que se tope en su camino a cuchillazo limpio.
El productor y director de esta rareza es Larry Spangler,
que en los años setenta llenaba las salas de sesión continua con sus
westerns de serie B protagonizados por
Fred Williamson, como por ejemplo, “Joshua” o, sobretodo, “La leyenda de Nigger
Charlie”, auténticos precedentes y objetos del expolio de “Django Desencadenado” (y no el “Spaghetti Western”
como erróneamente piensan todo esos entendidos y fans de Tarantino) y con un
contenido bastante racista.
Spangler, como muchos de sus coetáneos, acabó ganándose las
alubias en los albores de los ochenta haciendo porno con John Holmes y demás
estrellas.
“Cuchillos para damas” a pesar de lo bonito que lo he
pintado todo, a pesar de su originalidad y de que un “Slasher” en el Oeste
puede parecer atractivo, no es más que un trozo de mierda deleznable, no ya por
aburrida (un “Slasher” ha de serlo), sino porque hay una torpeza y una desgana
en su realización, que provoca sopor e incertidumbre. Está dirigida como por un subnormal, montada por
un tío sin brazos y ambientada tan mal, que aunque se cuenta con escenarios,
vestuario y demás parafernalias del Oeste, se nota que es una ambientación, y
no que están en el Oeste.
Añadan la fotografía, cuyo director de la misma quizás
pensó que estaría bien darle un toquecito de terror y lo que consigue es una
imagen cochambrosa y cutrona, que nos hace diferenciar aún más los escenarios
de cartón piedra. O puede ser que, también, fuera
un disminuido psíquico.
¿Qué sacamos de bueno en la película? Pues únicamente los
acuchillamientos, que acompañados de un poco de sangre, pues están medio majos.
Por otro lado, a juzgar por el caótico montaje y por su
corta duración, 50 minutos, intuyo que la película está amputada por todas
partes, o bien, que Spangler jamás la terminó y montó lo que tenía.
Absténganse de verla todos los que se ríen de las películas malas… esta es genuinamente mala y como tal, solo provoca sopor, nada de diversión y
no podrán hacerse los chachi guays con ella.