Pere Portablella, director de corte experimental, que como
tal, hacía cosas muy interesantes, pero también, piezas absolutamente
insoportables (un tío tocando el piano y similares), es el culpable de esto.
Y en cuanto tuve conciencia de la existencia de esta
película, quedé completamente enamorado del concepto. Una película en 16 mm. a
partir del rodaje de “El Conde Drácula” de Jess Franco (cuya ultima locura está a punto de salir en DVD y Blu Ray). ¡Ojo! No es un making
of, es una película dentro de un rodaje.
Con lo cual tenemos a Portabella no documentando la creación del film sobre el vampiro,
sino experimentando y rodando lo que al señor, en esos momentos, le sale de los
mismísimos. Pero, muy a mi pesar, "Vampir Cuadecuc" me ha decepcionado
profundamente. Y quizás sea injusto decepcionarme
con esto.
El caso es que cuando yo vi por primera vez imágenes de esta
película (Christopher Lee quitándose las lentillas de vampiro y mostrándolas a
cámara), me la imaginé de determinada manera, luego al verla, nada tenía que
ver con lo que yo esperaba. Yo esperaba todo un diario de rodaje, y con
lo que me topo es que, al estar filmada con dos cámaras, Portabella rueda las
mismas escenas que está rodando Franco desde otro ángulo y lo monta de tal manera que se convierte en
compilaciones de escenas de la película (plano contra plano y demás),
conversaciones eternas en las que no oímos los diálogos porque es muda; tan
solo oímos excentricidades tales como martillos hidráulicos.
Todo esto compaginado con escenas dónde, efectivamente,
vemos al equipo de "El conde Drácula" trabajando (maravilloso el momento en que cubren
a Christopher Lee con telarañas, usando una extraña máquina que las fabrica similar a un
ventilador) pero de manera mínima. Digamos que de un 100% de película, solo el
3% está dedicado a lo que ocurre detrás de las cámaras o a otros menesteres.
Y cuando digo que la calibro injustamente es porque, como
espectador, esperaba algo más estandarizado dentro de lo experimental. Pero como
creador, me parece cojonudísimo lo que Portabella está haciendo. Y volvemos a lo
de siempre con este tipo de cine: Mola muchísimo el concepto, pero el verlo,
eso ya es otra cosa. Esto aburre a las vacas.
Con todo, el granazo del 16 mm., el look del que hace gala y
momentos como el único de toda la película con audio, que es cuando Christopher
Lee lee a cámara un fragmento del “Drácula” de Stroker, son merecedores de
tragarse el ladrillo. Además mientras observamos al actor, da la sensación de que está muy satisfecho con esta
versión de Jess Franco (al que por cierto, no le vemos dirigiendo. Sí lo hacemos, sin embargo, un momento en el que está actuando) que, se supone, era por entonces la más fiel a la novela que se ha rodado nunca.
No se la recomiendo a los lectores de este blog… ahora,
supongo que los culturetas de medio pelo se correrán viéndola.