La peli cuenta la historia de un individuo que estando de
vacaciones junto a su pareja, recibe un baño de algo que podría ser una
especie de niebla alienígena.
Después de aquello, cada día que pasa irá menguando un poco,
hasta convertirse en un ser diminuto que tendrá que sobrevivir en el más hostil
de los entornos: Su propia casa, y enfrentarse a los más horrorosos monstruos:
Su mismo gato o una tarántula que campa a sus anchas por la casa.
Indiscutible clásico de la ciencia ficción basada en la
novela “El hombre menguante”, segunda del famoso Richard Matheson, que,
probablemente, supere con creces a la novela en la que se basa, precisamente
por el saber hacer de un director tan poco personal (y tan profesional) como
Jack Arnold, director de, entre otras, “La mujer y el monstruo” o la serie
“Vacaciones en el mar”, o unos efectos especiales revolucionarios, sufragados a
base de un ajustado presupuesto.
Pese a que el guión era obra del propio Matheson, este
estaba bastante disconforme, tras haber firmado por la concepción del mismo, con como quería las cosas el productor, que en
un afán de hacer la película lo más comercial posible, le metió la palabra “Increíble”
en el título, estructuró el argumento de manera lineal – y no en flashbacks
como estaba estructurado en la novela- y metió a Dios de por medio en el
argumento. Todo esto a Matheson le horrorizaba, con lo que completó su trabajo
de escritura lo antes posible, para desentenderse del proyecto. Así pues, se
contrató a un nuevo guionista para que puliera el argumento, pero las cláusulas
hacían figurar en los créditos tan solo a Matheson, así que, no se sabe quien
es el otro guionista, y verdadero culpable del tratamiento final, que es el que
confirió a esta película todo ese rollo entre la épica y la serie B que es el que la ha convertido en
clásico.
Fuera como fuere, se convirtió en todo un éxito,
además de ser una de las películas de ciencia ficción más famosas del mundo y de todos los tiempos.
Tal fue así, que un poco después se planeó una secuela protagonizada por
la esposa del protagonista (a la que también le cae encima un poco de
la niebla aquella…), pero se trataba de una cosa tan mala, que rápidamente
abortaron con el asunto.
Sin embargo 30 años después, en los ochenta, ese mismo guión
se lo encargaron a Joel Schumacher, que rodó en clave de comedia “La increíble
mujer menguante”, película para lucimiento del talento cómico de Lily Tomlin,
que se convirtió en uno de los grandes fracasos de la historia del cine.
Una película imprescindible para los amantes del fantástico.
Me sorprende comprobar in situ, como no se ha quedado en absoluto anticuada,
para nada desfasada, y como se folla a las memeces esas de “Cariño, he encogido
a los niños”.