Es por eso que a estas alturas todavía no había visto
“Humanoides del Abismo”. Todo el mundo la tiene en un pedestal, pero yo no la
había visto. Hasta anoche.
Bien pues una vez visionada, comprendo perfectamente las
pasiones que desata ¡es cojonuda!
El argumento es tan sencillo que asusta:
En un pueblo pesquero, algo está matando brutalmente a los perros de los pescadores. Como han muerto
todos excepto el de un Indio que rula por ahí, creen que este
hombre ha matado a los perros, y estos se toman la justicia por su mano matando
al suyo. Claro que la cosa se complica en el momento que empiezan a morir seres
humanos, y se dan cuenta que de quienes lo hacen son una suerte de animales
marinos que debido a las mutaciones de los productos químicos para acelerar el
crecimiento de los salmones, han crecido y desarrollado cierta inteligencia, la
suficiente para violar salvajemente a toda tía buena que se les ponga a tiro, amén de destrozar (mortalmente) de cuanto maromo disponen.
A parte del
trepidante ritmo, los obvios homenajes, los chulos monstruos y efectos especiales, la violencia
desatada y el puro y duro entretenimiento del que hace gala la película, “Humanoides del abismo” destaca por la
crueldad que se gasta – Los bichos matan, sin concesiones, niños y perros-, el
macabro sentido del humor que destila toda la película, sin tocar la comedia en
ningún momento- aquí no hay tiempo para chistes, no sea que la cosa sufra un bajón-
y los diálogos, ingeniosos, pero sutilmente estúpidos de las escenas de
transición. Sin ir mas lejos, justo unos instantes antes de que uno de los
monstruos destroce a una pareja de campistas (y de follarse a ella), estos están
tonteando en una tienda de campaña. Él es ventrílocuo y lleva un muñeco
consigo, que le está soltando guarrerías a ella, mientras se preparan para el
sexo, hasta que son interrumpidos por uno de los monstruos. Bien, pues la
conversación no tiene desperdicio Hablan de la polla de madera del muñeco, que
tenga cuidado no sea que se le vaya a astillar en el coño y cosas de lo más
garrulas, pero soltadas por los actores con todo el desparpajo. Y así todo.
Como la película es cruel, yo también lo seré; en el reparto
tenemos en destacados papeles a Vic Morrow (“En los límites de la realidad”,
“Tiburón 3”), un par de años antes de que perdiera la cabeza ( Ja!), Doug
McClure, cuya carrera llegó al mainstream Hollywoodiense por los putos pelos,
papeles secundarios para Linda Shayne, la cachonda de “Los Rompecocos” a la que
tantas pajas dedicamos en la adolescencia los que ya estamos mayorcitos, o
David Strassman y sus muñecos, ventrílocuo de cuarta bastante popular en los
USA que protagoniza la escena que les he comentado antes.
Dirige Barbara Peeters, que venía de firmar un par
de peliculillas y acabó dirigiendo episodios de “Falcon Crest” y, no acreditado en el film pero sí en IMDB, co-dirige el cotarro Jimmy T. Murakami,
conocido, más que por cualquier otra cosa, por “Los Siete Magníficos del espacio”.
Cosa más entretenida y divertida que esta, no van a
encontrar.
Muy recomendable, si es que son, al igual que yo, de los
indocumentados que aún no la habían visto.
Y si quieren saber más, no duden en preguntar a Naxo, autentico experto en esta joya.