lunes, 10 de febrero de 2014

MEMORIA (LAS BESTIAS NO SE MIRAN AL ESPEJO)

Los mas viejos del lugar, se acordarán sin duda de “La familia Telerín” y su “Vamos a la cama” canción esta con la que los niños españoles de los años sesenta se acostaban tras finalizar la programación infantil. A los de mi generación nos acostó “Casimiro” pero al igual que en la memoria colectiva actual permanece, para generaciones venideras, este peludo monstruito, a ustedes, por cojones, les tiene que sonar la familia y la canción de la que les hablo.
Como buen producto de consumo, “La familia Telerín” tuvo su película para las grandes salas, la famosa “El Mago de los sueños”, considerada una obra maestra de la animación española. El director y artífice de todo esto, se llamaba Francisco Macián. Este se dedicaba ha crear spots publicitarios desde sus estudios, los “Estudios Macián”, y dicen que “la del negrito del cola-cao” es obra suya. También era dibujante de cómics.
El tema es que el gachó, inventó un nuevo sistema de animación – algo parecido a la rotoscopia, pero mucho antes de que esta se hiciera famosa- que combinaba la imagen real con la animación, convirtiendo a los humanos en dibujos animados. A esta nueva técnica, Macián lo llamó “M-Tecnofantasy”. O sea, que Macián inventó la animación por rotoscopia, pero como estamos en España dio igual, y luego lo inventó otro que fue el que se forró.
Ya utilizó esta técnica en la película “Dame un poco deAmooooor”, dónde su novedosa técnica de animación quedó eclipsada por la presencia de “Los Bravos”.
Así que años después, rodaría su primera película de imagen real, en la que se quitaría la espinita, incluyendo mucho de su “M-Tecnofantasy” en el metraje de la película. Esta película, es la que nos ocupa, “Las bestias no se miran al espejo”, más conocida, en sus ediciones videográficas como “Memoria”.
Se trata de una de las películas más ignotas y extrañas del cine español, que fue rescatada a una calidad deplorable, eso si (pero menos es nada), por la gente del blog  ¡No hija no! que está haciendo una labor encomiable encontrando y compartiendo estas piezas únicas del cine español. “Memoria” estaba buscadísima, y hasta que ellos la pusieron en circulación, inencontrable.
La película es una clara pieza de corte experimental, que coquetea con la ciencia ficción y que, aparte de aplicar en  más que contadas ocasiones el “M-Tecnofantasy”, bebe mucho del “2001: Una odisea en el espacio” de Kubrick, y, sobretodo, el “THX 1138” de George Lucas. Y si esta película hubiera estado rodada por un gran estudio, a día de hoy tendría el prestigio de estas, pero, otra vez más, estamos en España, por lo que esta propuesta, interesantísima de todas, todas, se torna cutre por momentos. Ahora, mola que te cagas.
Con la excusa de usar una iluminación como nadie había osado a usar en el cine español en los años setenta, de filmar imágenes oníricas y, sobretodo, con el afán de juguetear con la técnica de animación de la que es papá el director,  la película se desarrolla en el futuro – es decir, el año 2000- y cuenta la historia de un  científico, que cree que puede hacer transfusiones de memoria en aquellos cerebros dañados por las distintas enfermedades cerebrales. Pero decide abortar con el asunto, cuando se da cuenta de que los científicos no son más que marionetas de los que mandan, meros robots, y no quiere contribuir con su descubrimiento a esta causa.
Una sucesión de escenas, montajes, animaciones y “M-Tecnofantasys”,  adornan el ligero hilo argumental que posee la película, y la convierten en un collage de imágenes sin sentido la mayoría de la veces, documentales otras tantas, y siempre fascinantes, a las que hay que añadir ese tufillo a huevos fritos con chorizo que poseen todas las películas españolas de aquella época (1974).
Por otro lado, la película es una adelantada a su tiempo, a nivel técnico y visual es realmente revolucionaria, y en definitiva, una película a  descubrir… aunque, como ya he dicho antes, no se despoje de su toquecito cutre.
Macián, murió poco después de rodar su película, así que no rodó nada más, y yo me pregunto: ¿Cómo sería el cine español a día de hoy si Francisco Macián hubiera tenido más repercusión? Y la respuesta, posiblemente, sea que nunca hubiera tenido repercusión.
Como el científico capaz de hacer trasfusiones de memoria, tenemos al todo terreno Fernando Sancho, que para más inri, está incluso convincente. Junto a él, William Layton y Pat Johnson.
Una autentica rareza, que dejará muy satisfecho a los más curiosos.