Asquerosa e hipócrita película feminista –de boquilla,
porque ni tan siquiera lo es. Es machismo camuflado- en la que, no obstante, no
se pierde la ocasión para mostrar al publico masculino el culo, las tetas e
incluso el coño depilado de la protagonista, para que así este convoque a Onán en la privacidad
del hogar. La jamelga, mata hombres
infieles, como si el concepto de infidelidad no existiera en el caso de las
mujeres. Y claro, esta salvajada se justifica hacia el final de la película,
cuando nuestra protagonista hace una masacre en el hospital donde trabaja,
matando a todo enfermo que se le pone a tiro. Verdaderamente repugnante.
Por otro lado, es una película cuya estética recargada, a
medio camino entre “Matrix” y el cómic filmado a los “300” o “Sin City”, pero
en pobre, resulta harto crispante. Una película para contentar a aquellos
espectadores que conocen el concepto “Grindhouse” solo porque Tarantino lo puso
de moda.
Mogollón de sangre y efectos gore, si, pero la mayor parte
de ellos generados en C.G.I.
Y la actriz protagonista, Paz de la Huerta, que entra en el
casting tras rechazar el papel Dita Von Teese, es una mongola recauchutada,
además de mala actriz que trabajó para Jim Jarmusch. Es decir, que Jarmusch
necesitaba una zorra que no hablara para que se despelotara un segundo en una
de sus películas y por eso la llamó. Pero es la tipeja más fea y desagradable
que una cámara se ha dignado en filmar. Y en un intento de hacérnosla resultar
sensual, lo que se consigue es el efecto contrario.
Judd Nelson, actor que a principio de los noventa medio
despuntó, pero que ya tiene la carrera acabada dos veces, asoma por la película
para morir a las primeras de cambio, y se cuenta con un cameo de segundos en el
que Kathleen Turner parece querer
dejarnos claro, sin apenas abrir la boca, lo mayor y entrada en carnes que está
la otrora sex symbol con algo de estrabismo. Una presencia acreditada (¿Para
atraer a los fans que le queden a la Turner?) que aparece en la película como
podía no haber aparecido.
Este pedazo de mierda, no obstante, bien podía existir para
blanquear dinero, o váyanse ustedes a saber, porque se trata de un proyecto que
Lionsgate dejó aparcado en 2011, para luego en 2013, sin motivo aparente, volverlo
a retomar, rodando un par de escenas muy cutres y salchicheras en 3D y estrenarla
a través de canales VOD (Vídeo bajo demanda), a la vez que se estrenaba en
salas de cine especializadas por un tiempo limitado. A saber.
El director de esta puta mierda responde al nombre de
Douglas Aarniokoski, que como todos los malos directores de cine acaban
filmando esas series que tanto gustan a la plebe, pero antes firmó títulos tan
cochambrosos como “Los inmortales: Juego final”.
Y su manera oficial de ganarse la vida, es como asistente
del director o de segunda unidad de
populares películas, tanto independientes, como mainstream.
A la película, igual alguno de ustedes pueden encontrarle
cierto valor a la hora de hacerse pajas, pero, por lo que a mí respecta, la
protagonista me da bastante asco.