El caso es que es tan genuinamente mala, que pese a
estrenarse en mogollón de países (su título internacional reza “Birds of pray”,
en Francia se tituló “Falco Terror”- este título, mola- en USA “Beaks”, o su edición en vídeo “Evil
Birds”, en Italia suben la condición expoliadora un peldaño más y pasa a ser
secuela directa de la de Hitchcock… ahí es nada) en nuestro país sus propios
productores la consideraron tan mala que salió directamente a vídeo. De hecho,
el trailer de la película que precedía a algunos títulos de “Lauren Films”
anunciaba que la película se titulaba “Palomas asesinas”… ¿Qué por qué? Es un
misterio.
La película dirigida por René Cardona Jr. es, por un lado,
un coñazo mayúsculo y por otro, una basura mal hecha y con intención de, con
tres pesetas, hacerse pasar por grande. Pero claro, no da el pego.
Cuenta una historia del todo descabellada: Las aves
consideran que después de llevar lustros muriendo a manos de los humanos que las
cazan para divertirse, deciden declararles la guerra, con lo que la masacre
está servida. Una pareja de periodistas, se ven metidos en el meollo.
Lo primero de todo advertirles que mueren pájaros en la
peli. Hay que ser muy hijo de puta y muy sin vergüenza para matar a un animal.
Y si ese animal muere en una película de mierda, los responsables merecen
similar trato que el que ha recibido el animal; aquí mueren algún que otro
pájaro. No describiré como ni cuando.
Ahora, si pasamos por alto esto, hay que decir, que esta
película está compuesta de montones de planos de pájaros volando a los que
meten en montaje simulando que atacan a los humanos pero solo vuelan por el
aire. O bien; en una plaza, un padre saca fotos a su hijo y estos son atacados
por palomas. Esto se resuelve soltando palomas delante de la cámara para que
estas vuelen en dirección a los actores, estos hacen aspavientos como si les
atacaran y listo. Pues así toda. Y algún que otro inserto de algún documental.
Por otro lado, los ataques de los pájaros son exagerados.
Las aves arrancan ojos y desgarran carne como si fueran tigres, todo con el fin
de meter la mayor cantidad de Gore posible, que en año 87 ya se sabe… estaba de
moda.Y si no lo estaba, estaba a puntito de estarlo.
En cualquier cosa, nada de esto justifica un visionado
tedioso y poco emocionante, amén de lo antes explicado acerca de los pobres
pajarillos.
Ahora, el reparto es de lo más marciano. El protagonista es
nada menos que Christopher Atkins quien tras su exitoso debut en “El lago Azul”
(si, el muchacho de los rizos, aquí sin rizos y un tanto degradado) quedó
relegado a papeles en películas de serie B (y Z), actuando de vez en cuando en
el cine español –sale también en “¡Dispara!” de Carlos Saura” y no
convirtiéndose en el actor mainstream que prometía. A su lado Michelle Johnson
(“Lio en Río”, “Pisa a fondo” o “Museo de cera”), Aldo Sambrell , José Lifante
o el hijo del director, René Cardona III que siguió los pasos de su padre y su abuelo convirtiendose también en director
de bodrios tales como “Vacaciones del terror” “Alarido del Terror” o “Fray
Justicia” (Ver en “Malas pero divertidas”).
Basura. De la chunga además. Pero hasta esa basura merece
una curioseada.