En ella, figura como que de ese antiguo clan sobrevivió uno
que tuvo descendencia hasta nuestros días, por lo que en algún lugar de los
highlands, existe una familia proveniente de aquello, que está haciendo lo
propio con jóvenes y jovencitas: matarlos, violarlos e incluso comerlos.
Un detective y un periodista, seguirán los pasos de esta
familia oculta.
Así que tenemos un “Matanza de Texas” que por momentos se
torna “Seven”, pero con unos redichos actores de flema británica un tanto
cargantes. En especial David Hayman (“La ley de Murphy”) que interpreta al
líder del clan caníbal, el tal Sawney, que con lentilla en un ojo para darle apariencia de… (¿De qué?),
y su afán por resultar lo más sórdido y desagradable posible, al final
ocurre lo contrario y compone un
caricato, con lo que cuando coge una mano cortada que tiene por ahí, en su
guarida, y de pajea con ella, a parte de haber visto ya algo similar –y más
chungo- en “Alta Tensión”, no nos queda otra que partirnos el culo.
La película, no obstante, sin ser ni un ejemplo de
entretenimiento, ni de tempo, se deja ver. Una hora y poco que va
desarrollándose entre malas interpretaciones, un giro en el ecuador de la
película que, sin duda, te lo ves venir y gore, mucho gore, que a estas alturas
de la película ya no nos dice nada. A parte está todo filmado de una manera tan
estilística, que, lejos de repugnarnos, nos parece hasta bonito; el rojo muy
rojo y el marrón de las articulaciones cortadas muy marrón. Una pena que la era
digital, por naturaleza propia, no permita escandalizarnos, ni impactarnos, ni
sorprendernos, por culpa de un demonio nítido al que llaman HD.
Y aún dejándose ver la película, insisto, lo peor es su
protagonista, sus monólogos interminables sobre la Biblia y que Jesús decía que
debíamos comer “Carne de mi carne y su condición de película Europea, que se
inspira en clásicos americanos, pero que reniega de ello queriendo parecer
excesivamente europea, resultando al final, inevitablemente, estúpidamente
americana. Al menos, que no traten de disimular sus referencias.
Ver y olvidar, sin más.
Por supuesto, se trata de una película festivalera e independiente de las que se pueden ver en
muchos festivales de cine fantástico a lo largo y ancho de la bola, con algún
que otro premio a sus espaldas y esa pátina de “hago cine de terror… pero no”
que desprenden todas estas cintas.
También se la conoce, según el país, con el título de “The
Lord of Darkness”.
Dirige y debuta, poniendo al mando de las labores técnicas a
sus hermanos y primos, un tal Ricky Wood.